La llegada de la crisis económica, y el aumento del paro, y el miedo a las broncas callejeras provocó un hecho curioso en la geografía madrileña. Los coches oficiales, o de empresarios, con sus chóferes, ya no se quedaban a esperar a sus jefes en la calle frente al edificio donde acudían a un acto oficial o lúdico.
Se refugiaban en garajes cercanos, o en una anónima segunda fila, y huían de la concentración de coches de colores serios. No querían que los vieran juntos. El lugar donde más se podía apreciar esta situación era en la Puerta del Sol, junto a la sede de la Comunidad, o en la calle Alcalá, frente al Casino.
Antes, cualquier ‘sarao’ madrileño estaba acompañado de un buen número de coches oficiales que se quedaban en la misma plaza o en la calle con el beneplácito, incluso vigilancia, de la Policía Municipal. Pero el 15M supuso una ruptura. Ya no se quedaron nunca más en la plaza.
Los chóferes dejaban su mercancía y se largaban como si hubiera habido una directriz del establishment para evitar problemas con la ‘ciudadanía’. Huían de un aparcamiento de coches oficiales. En las administraciones, tanto el Gobierno central como el de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, hicieron propaganda de que se iban a suprimir vehículos.
En realidad lo que ocurrió es que los coches del director general de turno o viceconsejero pasaron a llamarse “vehículo de incidencias”
En realidad lo que ocurrió es que los coches del director general de turno o viceconsejero pasaron a llamarse “vehículo de incidencias”, pero lo usaban igual con el mismo chófer incluido. Esta práctica fue incluso copiada por los recién llegados concejales de Ahora Madrid. A algunos, como al concejal Guillermo Zapata, le pillaron a los pocos días en el coche oficial (ahora de incidencias) después de jurar que los ediles progres iban a utilizar el Metro y la EMT.
Este martes, en el desayuno organizado por Europa Press este buscón se percató de que la crisis ha terminado. O al menos eso parece. Los coches de los jefes estaban alineados frente a la puerta del lujoso hotel donde se celebró el evento como hace tiempo que no se veían. Había auténticas escuadrillas y eso que los consejeros de Cifuentes fueron más discretos y algunos hicieron los últimos metros andando. Este buscón viene notando que la crisis disminuye y se aprecia por el número de actos que han vuelto al ‘vino español’, con canapé incluido.
Hubo tiempos en los que llegó a estar mal visto sacar una copa de vino tras la presentación de un libro. Quizá este martes el poder económico y político acudió en masa y coche al acto de Cifuentes porque huele que la presidenta de la Comunidad tendrá más poder dentro de poco.
El desayuno de Cifuentes se tuvo que celebrar en un gran salón debido a la demanda. Hubo 584 personas. Parecía una boda. Estaba el nuevo PP (Pablo Casado, Maroto...) y María Dolores de Cospedal como representación del actual aparato. La secretaria general del PP no paraba de comentar con su vecino cada frase de Cifuentes. ¿Para bien o para mal? El oído de este buscón no da ya para más.
Hubo un momento de alarma entre algunos de los presentes cuando alguien sugirió que entre los cientos de asistentes se podía haber colado uno de los imputados de Gürtel. Finalmente, quedó en un susto y en el gran parecido de uno de los asistentes con el procesado.