En el mismo día, tres personas distintas contactan con la dirección de Programación de TV3. "¿Empar Moliner?", inquieren. Una catarata de improperios llueve sobre la periodista y escritora que quemó un ejemplar de la Constitución española ante las cámaras de la televisión autonómica. El gesto tendrá consecuencias. Sin duda. Ya el Consell Audiovisual de Catalunya (CAC) ha anunciado que actuará de oficio y analizará lo ocurrido. La propia Empar Moliner ya se ha disculpado este miércoles en el programa. El teléfono de Moliner no debía parar de sonar, hasta tal punto que terminó por fundirse. Es una sospecha razonable.
Buscar su versión tiene algo de gesta. Pero a la tercera, la cuarta, la quinta, la sexta, va la vencida. Nada más marcar su número -contrastado por tres vías-, una voz de mujer atiende. "Buenas tardes, ¿Empar Moliner?". Una interferencia de quien cruza la calle molesta a quien escucha. "¿Hablo con Empar Moliner?". "Sí". E inmediatamente: "No". "Se ha equivocado usted". La respuesta se tambalea como una torre de libros. "¿Empar Moliner?". "No, no, no", repite tres veces. "No soy esa señora". Algo de despiste hay en la respuesta veloz, que destiñe en sosecha de impostura al confirmar que ese es su número.
Que Moliner se muestre escurridiza puede, hasta cierto punto, ser comprensible. Por la que ha liado. Es de sobra conocida la pluma satírica y cañera de Empar Moliner. Como también es conocida su militancia en la defensa del catalán como lengua, así como sus simpatías por la causa nacionalista e independentista. Aunque no ha terminado de dar un paso al frente en la materia, Empar Moliner sí ha coqueteado con el asunto. En el año 2015 comunicó que no se uniría a la lista unitaria de Junts pel sí por ser"incompatible" con su trabajo. Así lo hizo saber en su cuenta de Twitter el 15 de agosto de ese año, cuatro días después de que aceptara su incorporación a la misma. Lo curioso es aquello de cazar el oso y temer a la piel.