En el durísimo año 2012, el Villarreal Club de Fútbol afrontaba uno de los momentos más difíciles de su historia reciente. Tras una década exitosa en la que el submarino amarillo había navegado con éxito, con un tercer puesto en Liga en 2005, unas semifinales de Liga de Campeones en 2006, en las que cayó ante el Arsenal Football Club (ese penalty de Juan Román Riquelme), después de llegar a cuartos en 2008 y ser segundo en la liga tras el Barça, el equipo vio la realidad amarga del fútbol y bajó en junio de 2012 a Segunda División.
Los que conocen el fútbol saben que este era un momento decisivo para la historia de un club de ciudad pequeña, un equipo que podía haberse venido abajo dejándose llevar por la inercia como le ha pasado a tantos histórico. Pero decir Villarreal es decir Fernando Roig y decir Fernando Roig es decir Mercadona. El hermano mayor de Juan, directivo que posee una porción minoritaria de la empresa (7%), solicitó al presidente de los supermercados un préstamo personal. 250 millones de euros a devolver en 10 años al "tipo de interés del mercado" con los cuales Fernando prometió sanear el club y devolverlo a la Primera División.
Se trataba de 2012. Ni siquiera los bancos tenían 250 millones de euros en cash. Pero sí los supermercados valencianos, con una caja impresionante que llega hoy a los 5.000 millones de euros. En cualquier caso, el mayor de los Roig ha sido diligente y ya ha devuelto, cuatro años después de recibir el préstamo, casi el 50% del total: "Al cierre del ejercicio 2016 presenta un saldo de ciento treinta y cinco millones de euros", dice la empresa en su informe de auditoría.
Dicho préstamo contaba con la garantía de las acciones que posee Fernando en la empresa, un 9% del total, lo que en la práctica valoraba la compañía en unos 3.100 millones de euros. Según dice Mercadona, "en el ejercicio 2016 han sido liberadas mil setecientas noventa y seis acciones al haberse producido la devolución parcial del principal, prevista en el contrato de préstamo, y quince millones adicionales de amortización anticipada".
Los intereses han sido de 3 millones, "cuyo importe no cobrado se ha registrado en el epígrafe 'inversiones financieras a corto plazo' del balance a 31 de diciembre de 2016.
