Francisco Granados no está pasando los días sólo haciendo ejercicio y leyendo en la cárcel de Estremera que él mismo inauguró. Se comenta que el que fue vicepresidente de Esperanza Aguirre y presidente de la empresa pública de suelo Arpegio ha fijado dos objetivos en el penal: hundir a Ignacio González, expresidente de la CAM y su archienemigo más conocido, e incluso cobrarse una pieza mayor si consiguiera la cabeza de Aguirre. Lo primero, por el momento, parece ir bien encaminado, pues esta semana González ha sido imputado por el caso de su ático en Estepona, caso por el que tuvo que renunciar a ser candidato de la Comunidad de Madrid cuando ni siquiera era investigado, y que ahora sepulta finalmente su carrera política.
González fue durante años un enemigo declarado de Granados, a quien despreciaba en multitud de ocasiones tildándolo de pueblerino por sus orígenes humildes y rurales. Una vez caído en la batalla, parece que su mayor objetivo sería 'cazar' a Aguirre. Pero la solidez de la lideresa es mayor, pues es complicado que la investigación pudiera incriminarla, a pesar de declaraciones como la de la abogada Elisa de la Nuez, que trabajó en Arpegio en 2008 y relató que Aguirre era la responsable última de todos los dineros que repartía la empresa pública de suelo de la Comunidad de Madrid.
Sin embargo, lo que no estaba previsto era que Granados arrasara por el camino también con Javier López Madrid, prohombre de la capital, casado con la hija del presidente de OHL Juan Miguel Villar Mir, miembro del consejo de administración de la constructora, amigo de la infancia del Rey Felipe de Borbón y Grecia y de quien la agenda de Granados asegura que llevaba dinero a Génova en persona como pago por comisiones. López Madrid ha sido noticia esta semana por ser el 'compi yogui' de la Reina Letizia Ortiz, pero son los documentos de Granados los que pueden complicar el futuro judicial del rico empresario más allá de chismorreos de whatsapp.
Algo parece no cuadrar, porque la relación de Granados, su socio Javier Marjaliza y López Madrid venía siendo excelente, hasta el punto de los tres compartían un yate, el Myriam, amarrado en Palma de Mallorca. Bien es cierto que a altas instancias no existe la amistad y sí existe el poder pero, ¿es posible que Granados también haya traicionado a López Madrid, con quien no le une enfrentamiento conocido? Sólo el tiempo y la investigación judicial lo dirán.