Por amor al arte. O más bien por estrecha amistad, incluso cariño. El que le une a las infantas Elena y Cristina de Borbón, de las que fue preceptor y más tarde secretario personal durante más de 20 años. Maltratado por la Casa del Rey, que lo ha puesto en la calle sin un duro tras tantos años de dedicación a las hijas del rey Juan Carlos I, Carlos García-Revenga sigue de hecho muy cerca de Elena y Cristina, casi tanto como siempre, ayudándoles en lo que puede y casi día sí y día también, aunque ahora gratia et amore, es decir, sin cobrar un euro.
Y todo ello a pesar de haber llevado a La Zarzuela a los tribunales en reclamación de la indemnización por despido que cree merecer tras sus años de servicio, una decisión que supuso un bombazo en Palacio por inaudita. El último servicio que acaba de prestar a las infantas ha tenido que ver con la reciente primera comunión de Irene, la hija menor de Cristina e Iñaki Urdangarin, celebrada en la iglesia de Hermance, ribera del lago Lemán, Ginebra (Suiza), ceremonia de muchos de cuyos detalles se ha encargado García-Revenga desde España.
El último servicio que acaba de prestar a las infantas ha tenido que ver con la reciente primera comunión de Irene, la hija menor de Cristina e Iñaki Urdangarin
Una comunión a la que también asistieron, viajando desde Madrid, la reina Sofía y la infanta Elena, viajes preparados por un García-Revenga que sigue teniendo una especialísima relación de amistad con Elena e incluso con su madre. Lo hace, como se ha dicho, sin remuneración de ninguna clase. Simplemente por una cuestión de afecto. Y ello cuando la situación económica del antiguo secretario privado es más que delicada porque, cerca ya de cumplir los 60 años, el aludido carece en realidad de cualquier tipo de patrimonio, según manifiestan a este Buscón personas dignas de crédito.
La Zarzuela decidió prescindir de sus servicios el 31 de diciembre pasado, una vez que Elena y Cristina dejaron de formar parte de la familia real y de acuerdo con lo dispuesto por don Felipe al reestructurar el organigrama de la Casa. “Me mandan a la calle y sin indemnización. Me voy al paro”, confesaba a quien quería escucharle el aludido, antaño figura imprescindible en Palacio como uno de los personajes más consultados por los Reyes eméritos y, obvio decirlo, por sus hijas.
Quieren fichar al Jefe de Personal de Zarzuela
La decisión de García-Revenga de reclamar en los tribunales lo que cree que le corresponde ha llenado de indignación a los nuevos responsables de la Casa del Rey Felipe VI, que no han ahorrado insinuaciones maliciosas sobre las intenciones del despedido. Hay quien dice en ese entorno, por ejemplo, que Revenga podría ganarse la vida contando por las televisiones confidencias sobre la vida y milagros de las infantas, cosa que el aludido jamás hará por una simple cuestión de honor, a pesar de saberlo todo, o casi todo, de los distintos miembros de la familia real española.
Lo que resulta insólito es que a alguien le despidan sin un duro, después de haber prestado servicio en una empresa durante más de 20 años. Y lo llamativo es que siga trabajando para las infantas, y haciéndolo gratis. Con sorna se comenta en algunos círculos empresariales madrileños que hay verdadero interés por conocer el perfil profesional del Jefe de Personal de la Zarzuela para ficharle, porque el tío que ha sido capaz de semejante milagro tiene que ser necesariamente un genio.
Ni que decir tiene que en la Zarzuela no quieren ni oír hablar de quien ha sido capaz de afrentar a la Casa del Rey con una demanda judicial por reclamación salarial. Es el primer conflicto laboral que se produce en la Casa y ha caído como una bomba. Nadie se lo esperaba. Y lo que es peor, se quejan de que el propio Revenga no advirtiera sobre sus intenciones. La demanda laboral de García-Revenga, personal contratado eventual adscrito a un departamento que ya no existe, sigue su curso en los tribunales.