La polémica está servida. Muchos comercios tienen ya que limitar su consumo energético durante las noches ante las medidas de ahorro impuestas por el Gobierno. Pero hay actividades que pueden seguir yendo a lo suyo. Como el fútbol, que ni se ha inmutado.
La Liga arrancó este viernes con un Osasuna-Sevilla entre las 21 y las 23, seguirá este sábado con un Barça-Rayo a las 21 y continuará este domingo con un Almería-Real Madrid a las 22. Entre los tres partidos sumarán el consumo energético de unas 100.000 personas en una franja horaria que el Gobierno ha limitado a cualquier pyme para lo esencial.
El argumento de la salud de los futbolistas contra el calor pierde peso cuando se ve cómo el Celta y el Español sí que tienen que jugar este sábado a las 17:00. Basta con alzar la vista a los partidos de la Champions, que siempre empiezan a las 21, sin importar la época del año.
No es otra cosa que el objetivo de mantener a flote el mil millonario -y ahora, algo debilitado- negocio televisivo lo que sigue justificando horarios poco estéticos, sintomáticos de la creciente distancia entre el deporte del pueblo y la sociedad que lo alimenta.
Lo que se ve ahora no es sino un ejemplo más de la complacencia del Gobierno socialcomunista con el capitalismo del deporte rey
"Hay poco que decir al respecto", dice un portavoz del Gobierno. Claro que La Liga es ya una empresa privada que puede considerar que un partido a las 22 es esencial para su negocio. Pero lo que se ve ahora no es sino un ejemplo más de la complacencia del Gobierno socialcomunista con el capitalismo del deporte rey.
El 'espíritu colectivo'...y el dinero de La Liga
Inolvidable fue lo que sucedió ya durante la pandemia. En pleno confinamiento generalizado de la población, el Ejecutivo tomó la decisión de adelantar el regreso de La Liga y la ACB para permitir que pudieran completar su temporada, aunque sea, a puerta cerrada, mientras otros negocios seguían sin poder restaurar su actividad.
"La suspensión de las competiciones es una anomalía histórica, con precedentes sólo en periodos de guerra. Volver a jugar partidos profesionales de fútbol y baloncesto a puerta cerrada permite emitirlos por televisión. Verlos en casa nos devuelve a la normalidad", justificaba un documento interno del Consejo Superior de Deportes, dependiente del ministerio de Cultura y Deporte. "Los espectadores del fútbol (y otros deportes -baloncesto-, en menor medida, y una vez se reactiven) son millones. También contribuye a fortalecer el espíritu colectivo en la última fase del confinamiento: por un lado, familias, residencias de mayores, centros de menores e inmigrantes; por otro, centros penitenciarios".
"El fútbol representa un 1,4% del PIB aproximadamente, y unos 185.000 empleos (directos, indirectos e inducidos), según La Liga. En la era post-Covid, el fútbol ha de convertirse en la locomotora del deporte"
En segundo lugar, el CSD aludía a la "reputación de España". "Las dos marcas españolas más conocidas internacionalmente son el Real Madrid y el FC Barcelona. En el deporte mundial, están entre las diez más valiosas e influyentes. Que la liga española (una de las dos mejores del mundo) se reanudara, repercutiría positivamente en nuestra reputación".
En suma está la discrecionalmente criticada pero inexorable cuestión económica. "El fútbol representa un 1,4% del PIB aproximadamente, y unos 185.000 empleos (directos, indirectos e inducidos), según La Liga. En la era post-Covid, el fútbol ha de convertirse en la locomotora del deporte", ha reivindicado el CSD. "Será necesario un rescate económico al conjunto del deporte, pero puesto que no habrá recursos públicos para todos, el único colaborador privado que podría aportar es el fútbol: conviene cuidar ese papel de socio en la salida de la crisis del sector".
Leonidas
Las dictaduras necesitan que el populacho esté entretenido mientras ellos disfrutan en sus palacios de verano e invierno