Las vacaciones de Semana Santa de la Familia Real son discretas y casi secretas. No se facilita información sobre estos días de asueto, que se consideran privados. Así, se ha sabido ahora que los Príncipes de Asturias viajaron con sus hijas a la estación de esquí de Courchevel, en Suiza, aprovechando el periodo festivo. También se ha conocido ahora que el Rey hizo lo propio con su hija, la infanta Elena, en una excursión casi relámpago a Granada, con la Alhambra como telón de fondo.
La 'escapada' de padre e hija fue muy breve, apenas unas jornada y sin hacer noche en la ciudad andaluza. Llegaron en coche desde Madrid y se trasladaron inmediatamente al Carmen de los Chapiteles, prestigioso hotel situado a escasos metros de la Alhambra, que sirvió como centro de operaciones durante la excursión Real. Este famoso centro hostelero, recoleto, confortable y muy selecto, tiene unas vistas privilegiadas de toda la zona monumental.
Visto y no visto
Don Juan Carlos no se movió del hotel. De hecho, nadie lo pudo ver en su breve visita a Granada. Allí fue atendido por un viejo amigo, el empresario y uno de los dueños del Carmen, Jerónimo Páez, que ejercía como anfitrión, y por Fernando de Almansa, antiguo jefe de la Casa del Rey y uno de los amigos más íntimos del Monarca.
Por su parte, la infana Elena cumplió con los deberes del turista, según ha podido saber este Buscón de fuentes granadinas muy solventes. Recorrió la Alhambra como una visitante más, tal y como se dice en estos casos, acompañada por Pedro Martín Torices, miembro del staff del recinto y uno de los más significados conocedores de la historia de la ciudad. Un sabio y excepcional guía y divulgador de los secretos del recinto. También Fernando Almansa, vizconde del Castillo de Almansa, se sumó al recorrido, que se prolongó por espacio de varias horas. La Infanta es una virtuosa fotógrafa y, máquina en ristre, no se perdió detalle de todos los rincones del histórico monumento. Las instantáneas del Albaicín desde la Alhambra son particularmente requeridas por los frecuentadores del palacio alhambreño.
Almuerzo en la intimidad
Concluida la visita, se reunieron luego con el Monarca para el almuerzo en el hotel. Famosos son los fogones de este fastuoso albergue, donde degustaron un menú muy austero, compuesto por habas con jamón y merluza. Al caer la tarde, el Rey y su hija se dirigieron hacia la base aérea de Armilla donde abordaron un helicóptero de vuelta a Madrid. Salvo sus anfitriones, nadie pudo ver al Rey ni un instante durante su paso por Granada, ciudad que no visitaba desde hace cinco años.
Los Príncipes de Asturias estuvieron por la zona hace cinco meses, en una escapada de fin de semana con sus hijas. En aquella ocasión, la presencia de don Felipe y doña Letizia fue ampliamente difundida, informada y fotografiada.
Tras la escala granadina, Rey e Infanta viajaron a Mallorca para asistir, el domingo de Resurrección a la misa de Pascua en la catedral, donde, en compañía de la Reina y los Príncipes, protagonizaron el tradicional posado ante los medios. El pasado año el Rey no pudo cumplir con esa costumbre porque se encontraba convaleciente de otra intervención en la cadera.