En un sinvivir están Gobierno y PP por las manifestaciones que este martes pueda hacer el expresidente del Gobierno José María Aznar en su aparición televisiva de esta noche en prime time. La entrevista de la directora general de Antena 3 Noticias, Gloria Lomana, se ha convertido para los populares en posible material explosivo. Y es que Aznar puede marcar distancias en muchos temas con la política del Ejecutivo de Mariano Rajoy: que si bajada de impuestos, que si mano dura con el desafío soberanista de Artur Mas, que si cortar por lo sano la sangría que suponen las administraciones públicas, que si hay que poner los pies encima de la mesa de Merkel...
El caso es que el expresidente parece que no se ha encomendado ni a Dios ni al Diablo. En Génova admiten que se enteraron de la entrevista por el comunicado que hizo público el pasado viernes la propia cadena, mientras que rezan para que éste defiende su honorabilidad y la de su partido en el escándalo de los 'papeles de Bárcenas' y el supuesto dinero B que repartía por aquí y por allá. Lo cierto es que para él también hay muchas cuestiones incómodas, como la situación de su excompañero de pupitre y amigo del alma Miguel Blesa, al que él mismo puso al frente de Caja Madrid.
La número dos del PP, María Dolores de Cospedal, se limitó este lunes a un "entra dentro de las autonomía personal de cada uno y no tengo más que comentar" cuando se le preguntó su opinión por la aparición estelar de su antiguo jefe de filas. Pero la gran pregunta sigue sin respuesta: ¿qué es lo que quiere contar Aznar para haber aceptado ser entrevistado en una de las principales cadenas del país en un horario reservado normalmente al presidente del Gobierno y al líder de la oposición?.
La respuesta, a partir de las nueve de la noche.