Fue durante el debate a cuatro que emitió Antena 3, previo a las elecciones generales. El entonces candidato de Podemos, Pablo Iglesias, convirtió en viral una de sus intervenciones, aunque por un motivo muy distinto al de sus ideas políticas. Al referirse al desempeño del ex ministro socialista Jordi Sevilla en la consultora PriceWaterhouseCoopers, Iglesias trastocó el nombre de la compañía y la rebautizó con una extraña denominación: “House Water Watch Cooper”.
El error de Iglesias no tardó en circular por las redes sociales, en forma de comentarios jocosos y también de los célebres 'memes'. Incluso hubo quien procedió con celeridad a registrar el dominio www.housewaterwatchcooper.com, en cuya presentación se podía leer: “Desde House Water Watch Coopers queremos darnos a conocer como una alternativa sólida, fiable y posible a todas esas empresas de consultoría con nombres impronunciables que solo confunden a las personas con coleta o dislexia”.
Pues bien, la cosa ha ido más allá. Porque detrás de aquella dirección de internet tan sólo había algún gracioso con una buena dosis de tiempo libre en sus manos. Sin embargo, en el Registro Mercantil de Madrid, algo un poco más serio, acaba de inscribirse una sociedad con este nombre: HouseWaterWatchCooper S.L. Con un capital social de 3.000 euros, el vehículo cuenta con un objeto social relacionado con actividades propias del sector inmobiliario: compraventa de fincas, promoción y construcción de edificaciones, etc.
En realidad, se trata de una de las muchas sociedades creadas por una de las empresas dedicada precisamente a estos menesteres: registrar instrumentales sin contenido alguno para proceder después a venderlas a alguien que las pueda necesitar para cualquier fin mercantil, ahorrándole el pesado trámite de la constitución.
La mayoría de estas sociedades se crean con nombres que, posteriormente, son modificados cuando cambian de manos. Cualquiera vale con tal de que no haya ya en el Registro una con idéntica denominación. Y, por lo que se ve, a nadie se le había ocurrido éste hasta ahora.
Y de este hecho también puede deducirse que a Pablo Iglesias no se le ocurrió registrar el nombre tras el debate. De lo contrario, podría incluso haber hecho negocio con algo que, en su momento, sólo le generó unas cuantas chanzas, especialmente de aquellos a los que el líder de Podemos causa tan grata impresión.