El Liberal - Economía

Los vigilantes de El Prat: 120 días de huelga sin impacto pero sin prisa por abandonarla

Los empleados del servicio de seguridad privada del aeropuerto de Barcelona cumplen cuatro meses de paro indefinido. Aunque la afectación de la huelga es mínima, los sindicatos no tiran la toalla. "Esto va para largo", anuncian 

  • Los vigilantes de seguridad del aeropuerto de Barcelona mantienen su huelga indefinida.

Los vigilantes de seguridad del aeropuerto de El Prat llevan en huelga 120 días consecutivos. Este martes, día 10 de diciembre, se cumplen cuatro meses exactamente del inicio de la huelga indefinida de la plantilla de Tablisa, concesionaria del servicio, decidida a mantener unos paros con los que denuncia la misma sobrecarga laboral que hace dos años.

Entonces, bajo el nombre de Eulen, la plantilla protagonizó una protesta que derivó en colas de pasajeros, en quejas y en que la Guardia Civil asumiera el control de los filtros de seguridad de las instalaciones.

"Va para largo"

La actual huelga no tiene ningún impacto en la actividad del aeropuerto de Barcelona, pero los trabajadores no sólo no se frustran sino que no tienen ninguna prisa por abandonarla. Así lo ha expresado a este periódico el asesor del comité de huelga de Tablisa, Juan Carlos Giménez: “La mitad, aproximadamente, del comité quiere continuar con el paro. Esto va para largo”.

Juan Carlos Giménez, representante del comité de huelga de Tablisa, durante las negociaciones del pasado verano.

Giménez lamenta que el gestor aeroportuario Aena “no quiere solucionar el conflicto”. Ésa es la razón, dice el sindicalista, por la que la huelga se mantiene. “Aena obliga a las empresas concesionarias del aeropuerto de El Prat a hacer cosas ilógicas”, añade.

Servicios mínimos del 90%

El cumplimiento de servicios mínimos del 90% es el motivo por el que la protesta no ha afectado a los pasajeros tras casi un verano y un otoño enteros de conflicto en los arcos de seguridad del principal aeropuerto catalán.

Los medios de comunicación dejaron de hablar de la huelga de los vigilantes justamente porque no causa molestias a los pasajeros

Los servicios mínimos, sumados a la presencia de la Guardia Civil en los filtros de seguridad, han causado malestar y frustración en el colectivo de vigilantes en huelga, que ven como los medios de comunicación dejaron de hablar de su protesta hace tres meses justamente porque no causa molestias.

No dan su brazo a torcer

El desánimo, sin embargo, no se ha adentrado entre unos trabajadores que están más cerca de mantener la huelga que de abandonarla, según han asegurado a este medio fuentes sindicales.

Como el resto del año, los vigilantes inspeccionan bolsos de mano de pasajeros. Están en huelga pero nadie se da cuenta.

Los vigilantes del segundo aeropuerto español no dan su brazo a torcer. Pendiente de las decisiones del comité de huelga encabezado por Giménez, la plantilla ha creado “una caja de resistencia” para ayudar económicamente a los 10 vigilantes que llevan 120 días sin trabajar y sin cobrar.

La terminal T1 de El Prat, el verano pasado, durante la primera jornada de huelga de Tablisa.

Los del comité de huelga son los únicos trabajadores privados de cumplir con los servicios mínimos. El resto va cada día al aeropuerto. Como el resto del año, inspeccionan bolsos de mano de pasajeros. Están en huelga pero nadie se da cuenta.

Huelga invisible

La huelga invisible de Tablisa tiene la particularidad de que permite un mejor funcionamiento del arco de seguridad. Los propios trabajadores aseguran que los filtros fluyen con mayor rapidez que antes del inicio del paro.

El conflicto está en una fase judicial que puede que se alargue y ofrezca algún nuevo capítulo

Corren más, dicen, porque tienen a la Guardia Civil vigilándolos. “Nos aprietan siempre que creen que podríamos ir más rápido”, critica un empleado.

El conflicto está, además, en una fase judicial que puede que se alargue y ofrezca algún nuevo capítulo. La empresa denunció la huelga al considerarla ilegal. Y la plantilla no ha dicho aún su última palabra: tras 120 días de huelga sin repercusión, no tiran la toalla.

 

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