Alfonso Guerra en pleno esplendor del primer gobierno socialista dijo en un mitin de su partido que el PSOE era el partido de los pobres, no recuerdo quien, le contestó que por eso el PSOE pensaba que cuantos más pobres hubiese más votantes potenciales tendría su partido.
Parece que el actual gobierno socialista, caricatura de los gobiernos de González, y la versión analfabeta del mismo, ha tomado “a pies juntillas” la proclama del hoy añorado Alfonso Guerra.
Este gobierno parece decidido a “producir” pobres “por un tubo”, es verdad que en su gobierno tiene gente con contactos de demostrada pericia en producir miseria y pobreza (Venezuela, Cuba, Nicaragua, Colombia y Ecuador), por lo que parece que están bien encaminados en conseguir que toda la población española sea potencial votante gracias a sumirla en una pobreza que a este paso no guardará comparación con lo que sus colegas griegos consiguieron en su país.
Este gobierno parece decidido a “producir” pobres “por un tubo”, es verdad que en su gobierno tiene gente con contactos de demostrada pericia en producir miseria y pobreza
Posiblemente este espacio no es el indicado para profundizar en estos aspectos más políticos que económicos, pero por desgracia, cuando se trata de las medidas económicas que este espectro político que hoy nos gobierna, para ellos, la política siempre va por delante de la economía, y en esta ocasión no es distinto.
Nuestro grupo profesional está íntimamente vinculado con la actividad económica en sus vertientes laborales y tributarias, y de su análisis se desprende la lamentable reflexión hecha en el párrafo anterior.
Al principio de la crisis sanitaria expresé en varios medios mi temor de que las medidas económicas a tomar en su momento debían ser decididas y aplicadas por dos estamentos bien lejanos al conocimiento de la económia de nuestro país, los políticos y los funcionarios, por desgracia los hechos han confirmado esos temores.
Algún listo de salón se apresuró a comparar la posible, en ese momento, crisis por el Coronavirus, con la Crisis del 2008, poniendo los primeros cimientos de una crisis basada en el temor
Algún listo de salón se apresuró a comparar la posible, en ese momento, crisis por el Coronavirus, con la Crisis del 2008, poniendo los primeros cimientos de una crisis basada en el temor, la desconfianza y el recuerdo de la crisis del 2008.
Pero como he dicho anteriormente nuestro gobierno está aplicando medidas de carácter fiscal y financiero con el criterio de socialista sociópata, es decir ¡Arriba los parias de la tierra!, es decir, los trabajadores y los empresarios con facturación inferior a 600.000 euros anuales.
Pero ni siquiera a estos han sido capaces de plantear medidas apropiadas para sacarles del pozo que poco a poco va cavando el propio Gobierno con sus medidas a destiempo, e inapropiadas para la crisis que se avecina si no se toman las medidas adecuadas.
El criterio de socialista sociópata, es decir ¡Arriba los parias de la tierra!, es decir, los trabajadores y los empresarios con facturación inferior a 600.000 euros anuales
Cuando la crisis sanitaria nuestro país tenía un crecimiento estimado superior a la media de la UE, el paro, pese a ser alto, estaba razonablemente contenido, y las perspectivas económicas del ejercicio no eran malas.
Lo lógico hubiera sido tratar el periodo de crisis sanitaria como un paréntesis de una económica que no tenía problemas de Demanda, ni Financieras, ya que si se “soportaba” adecuadamente ese periodo la economía debería de volver a la normalidad en un periodo de seis meses.
Para ello hacía falta dotar de liquidez a los consumidores (bajar o eliminar temporalmente las retenciones), no había que regalar nada al ciudadano, y por otro lado suministrar suficiente liquidez al sistema para paliar el “paro económico” producido por el confinamiento, y luego, transmitir tranquilidad y confianza.
Ahora el Gobierno en esa línea de desconocimiento plantea un aplazamiento para el cumplimiento de las obligaciones tributarias por un periodo de un mes
Pues bien, ese simulacro de gobierno a transmitido continuamente incerteza tanto en términos sanitarios (estamos en la Champions League de afectados y muertes), y las medidas económicas son de pena.
Lo primero que hicieron fue plantear un aplazamiento del pago de impuestos como medida extraordinaria, pero claro esa medida ya estaba sustancialmente en el Reglamento de Recaudación y la medida se toma exactamente como estaba ya anteriormente redactada, con pequeños matices pero que no desnaturaliza la insuficiencia de la medida “generosa”.
Deben de entender estas lumbreras de que una empresa que factura un millón o dos o tres o diez son ya empresas capitalistas regidas por plutócratas explotadores
Ahora el Gobierno en esa línea de desconocimiento plantea un aplazamiento para el cumplimiento de las obligaciones tributarias por un periodo de un mes, pero claro, siguiendo ese criterio de ¡Arriba los parias de la tierra! El aplazamiento es exclusivamente para las empresas y autónomos que facturan anualmente menos de 600.000 euros, deben de entender estas lumbreras de que una empresa que factura un millón o dos o tres o diez son ya empresas capitalistas regidas por plutócratas explotadores con unas cuentas bancarias rebosantes de efectivo y por tanto sin los problemas que pudiesen tener las empresas con facturación inferior esos 600.000 euros anuales.
Y si se leen los textos de desarrollo de las normas que se promulgan vemos que a la interpretación ideológica de las medidas a tomar viene luego su “desarrollo reglamentario” puesto en marcha por los funcionarios y ahí vemos confirmados mis temores expresados al inicio de la crisis sanitaria ya que los funcionarios han hecho una interpretación lógica en tiempos sin crisis pero que en estos momentos deja “todas las medidas del Gobierno” en un aplazamiento de deudas de hasta 30.000 euros en total, exactamente como ya existía salvo la exención del pago de intereses durante los tres primeros meses, y en un aplazamiento de un mes para las obligaciones de declaración de “los parias de la tierra” es decir los que facturan menos de 600.000 euros anuales, como si el resto de empresa pequeñas y medianas no tuvieran los mismos problemas y no fueran también “hijos de Dios y herederos de su gloria”.
José Miguel Contreras es Socio Director de MorisonACPM