"El Gobierno español estaba, presuntamente, tan decidido a garantizar que las marchas feministas se llevaran a cabo el 8 de marzo que minimizó deliberadamente las advertencias sobre la pandemia», afirma Soeren Kern en un artículo publicado este lunes en la revista del prestigioso Gatestone Institute de Nueva York. En su trabajo, Kern se hace eco de la denuncia por prevaricación presentada, como particular, por el controvertido abogado Víctor Valladares contra el presidente Pedro Sánchez y los delegados del Gobierno en todas las comunidades autónomas y repasa los datos que ya permitían augurar lo que estaba a punto de provocar el coronavirus en España.
Entre estas advertencias, hay que destacar que el 2 de marzo "el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades aconsejó a los países europeos que cancelasen las reuniones masivas de personas para prevenir la transmisión del coronavirus", y que al día siguiente las mismas autoridades españolas "ordenaron que los partidos importantes de fútbol y baloncesto se celebrasen a puerta cerrada". En contraste con esto, el portavoz del Ministerio de Sanidad, Fernando Simón, manifestó en conferencia de prensa que no había riesgo en asistir a las manifestaciones del 8 de marzo: "Si mi hijo me pregunta si puede ir, le diré que haga lo que quiera".
Lágrimas de cocodrilo
Soeren Kern, como para demostrar que las críticas a la mala gestión del Goberno no están motivadas por la animadversión política, cita un artículo de Juan Luis Cebrián, habitualmente cercano al Partido Socialista, del 23 de marzo: "Los llantos de cocodrilo de tantos gobernantes, en el sentido de que nadie podía haber imaginado una cosa así, no tienen […] ningún sentido. No sólo hubo quienes lo imaginaron: lo previeron, y advirtieron seriamente al respecto. […] El 24 de febrero la OMS declaró oficialmente la probabilidad de que nos encontráramos ante una pandemia. Pese a ello y a conocer la magnitud de la amenaza, ya hecha realidad con toda crudeza en varios países, apenas se tomaron medidas en la mayoría de los potenciales escenarios de propagación del virus. En nuestro caso se alentó la asistencia a gigantescas manifestaciones, se sugirió durante días la oportunidad de mantener masivas fiestas populares, no se arbitró financiación urgente para la investigación, se minimizó la amenaza por parte de las autoridades, e incluso el funcionario todavía hoy al frente de las recomendaciones científicas osó decir entre sonrisas que no había un riesgo poblacional".
El papel del Gobierno está en entredicho, no sólo en España sino en todo el mundo. Sin contradecir la idea de la campaña Este virus lo paramos unidos, será necesario esclarecer las responsabilidades políticas y si hubo, como mínimo, negligencia en momentos decisivos.