No me reconozco en este mundo fantasmagórico. Cuando salgo, no miro a mi alrededor. Clavo los ojos en mis zapatos. Me topo con decenas de guantes y mascarillas desechables arrojadas en la calle. Entones siento que alguien me toma el pelo

Estos días en los hogares de los confinados se ha abierto un debate intenso, aunque irresoluble como cualquier cuestión de índole subjetiva, sobre qué clima nos conviene más para estos momentos