Las especulaciones sobre lo que podría haber sido y no fue nunca llevan a ninguna parte, pero permiten a quienes las lanzan situarse en el tablero político.
Joan Canadell, presidente de la Cámara de Comercio de Barcelona, es de los que afirman que una Cataluña independiente habría gestionado mejor la crisis sanitaria. Es como preguntarse qué habría pasado si el imperio azteca hubiera tenido caballos y pólvora cuando recibió la visita de Hernán Cortés. Se pueden hacer diferentes suposiciones que nos llevarían a una conclusión o a la contraria.
ElNacional.cat presenta como un "dardo de Roger Torrent al presidente de la Cambra" su respuesta en una entrevista ayer en Catalunya Ràdio: "¿Si una Cataluña independiente habría combatido mejor el coronavirus? Lo último que pide esta crisis son planteamientos nacionalistas y los independentistas tenemos que huir de discursos que tienen connotaciones nacionalistas".
Especular si lo que dice Joan Canadell —"Cataluña independiente hubiera salvado miles de vidas. España es paro y muerte, Cataluña vida y futuro"— es nacionalismo o es independentismo también es un ejercicio retórico que no lleva a ninguna parte.
¿Lo de Torrent es, al mismo tiempo, un dardo contra el gobierno de la Generalitat? Su portavoz, Meritxell Budó, afirmó alto y claro esta misma semana que, en una Cataluña independiente, "no habría habido ni tantos muertos ni tantos infectados y probablemente se habría podido controlar de otra manera esta pandemia".
Lo del 11 de setiembre, que no falte
Carles Puigdemont ya está convocando la manifestación del 11 de setiembre de este año, al margen de la conclusión de la pandemia.
Desde Bélgica, ayer en declaraciones a Rac1, empezó afirmando que "es un derecho que no se puede alterar" —sí se puede; en estado de alarma, el Gobierno puede imponer límites a la circulación o permanencia de personas o vehículos en horas y lugares determinados (LO 4/1981)— pero seguidamente aceptó que se podría hacer una gran manifestación respetando los términos del confinamiento, dado que "los 11 de setiembre, si se han caracterizado por algo, es por montar grandes coreografías".
Como si no tuviéramos bastantes problemas, se nos añade el de una manifestación multitudinaria. La presencia en un espacio abierto de una gran cantidad de gente guardando las distancias de seguridad parece difícil aunque no imposible; sin embargo, también habría que prever los accesos a ese espacio, y el transporte desde y hacia los lugares de origen de los manifestantes.
Una alternativa sería que cada cual se manifieste en la república independiente de su casa y lo certifique inscribiéndose en una web. Bien auditada, nos ahorraríamos la enojosa controversia sobre la cifra de manifestantes.
Elisenda Paluzie, presidenta de la Assemblea Nacional Catalana, ya ha hablado, hoy en Catalunya Ràdio, de aprender a movilizarse de manera digital.
El Ayuntamiento de Barcelona, en lucha contra el coche
Janet Sanz, teniente de alcalde de Ecología, Urbanismo, Infraestructuras y Movilidad de Barcelona, en un debate reproducido en Ciclosfera.com, parece celebrar el descenso de la actividad que ha comportado la pandemia y habla de "una triple estrategia: sacar coches, que Barcelona tenga más calles con menos coches; más infraestructura segura y bien señalizada para que los usuarios se sientan más seguros, aun reconociendo que a veces en este sentido cometemos errores, y un tercer punto clave: impulsar la ciclologística. En un contexto en el que se dispara el abastecimiento domiciliario me parece fundamental que en todo ese reparto se meta la bicicleta".
Y está decidida a combatir el uso del coche privado: "Quiero pensar que el trabajo colectivo que hemos hecho este tiempo, con una ciudadanía que no nos permite ir hacia atrás, no caerá en saco roto. (…) No tenemos que perder el horizonte de que ahora tenemos un problema de salud, pero lo tendremos todavía mayor si no observamos y priorizamos este tipo de cosas. Las ciudades tendremos que ejercer una presión contra las contradicciones de, por ejemplo, pedir desde el Gobierno el fomentar la bicicleta y al mismo tiempo estar pendiente de apoyar el sector automovilístico".
La patronal Foment del Treball Nacional ya ha reaccionado, recordando que "el sector del automóvil genera 143.000 puestos de trabajo directos e indirectos, factura 23.800 millones de euros y representa más del 10% del PIB en toda Cataluña".
Asimismo, "Foment confía en que el Ayuntamiento demuestre con hechos su apoyo a la industria y a la economía y, todavía más, a un sector que es líder y que está haciendo su reconversión dando respuesta a los retos medioambientales, de sostenibilidad y del mercado. En este sentido, hay que recordar que el sector ha empezado su reconversión ya hace unos años con una notable inversión y apuesta firme en la lucha contra el cambio climático". Confiar en que este Ayuntamiento apoye la economía tal vez es esperar demasiado.
Nacionalistas siempre son los otros
La fiscalía de la Audiencia Nacional ha pedido tres años de cárcel, la más alta posible, por un delito de encubrimiento, para los dos mossos d’esquadra que escoltaban Carles Puigdemont cuando fue detenido en Alemania el año pasado.
Aun estando de vacaciones, cometieron ese delito, afirma la fiscalía, "pese a su condición de funcionarios de la policía, y con pleno conocimiento de que el Sr. Puigdemont tenía una orden de búsqueda y detención europea».
Al comentar, en un tweet, la noticia que da el Mundo sobre esta petición, Carles Puigdemont carga las tintas: "El ansia de venganza también bebe del fanatismo. En este caso, del fanatismo nacionalista español que pone derechos y libertades por debajo del concepto de patria y de nación. (Dedicado a aquellos que piensan que una Cataluña independiente no lo haría mejor)".