Parecía que el endurecimiento de las medidas de confinamiento decretado por el Gobierno central había relajado la estrategia de confrontación del presidente de la Generalitat, Quim Torra, que ha dedicado la semana que acaba a tratar de tapar las críticas a su gestión desde ámbitos sanitarios, municipales y de las residencias. El anuncio del Gobierno de Pedro Sánchez de prorrogar el confinamiento hasta el 26 de abril, pero permitiendo el trabajo en empresas no esenciales con las limitaciones del primer decreto de estado de alarma, ha roto la frágil tregua, que, hasta ahora, solo se había visto afectada por el rechazo de parte del independentismo a que el Ejército realice labores de desinfección o construya hospitales de campaña en Cataluña. Un rechazo que, por otro lado, no ha tenido eco en muchos municipios, ni en los ámbitos sanitarios que padecen el problema del coronavirus en primera línea.
Torra ha aprovechado la conferencia de los presidentes autonómicos de este domingo para volver a reivindicar el confinamiento total oponiéndose a la reapertura de sectores no esenciales. Sánchez se ha negado, pensando en ir preparando progresivamente una cierta vuelta a la normalidad. Vuelta basada en la leve mejora que se está detectando en los datos sanitarios y, también, en la llegada de pruebas de diagnóstico y en la corriente de opinión de expertos sanitarios y económicos que consideran que son más eficaces las medidas selectivas, los test generalizados, el confinamiento de positivos y la concentración de esfuerzos en residencias de la tercera edad y hospitales y en su personal. En esta línea hay que entender la petición de Sánchez a las comunidades de hacer un inventario de infraestructuras que puedan servir para confinar a positivos asíntimáticos.
Más confinamiento
A esta línea de actuación se ha vuelto a oponer Torra, que ha reclamado "la prórroga del confinamiento total". Sin embargo, a la vez, también ha exigido al Gobierno central poder "colaborar" en el "diseño" de lo que ha llamado "plan y estrategia de desconfinamiento gradual".
Esta posición de Torra, no obstante, se ha visto matizada o complementada, por la consejera de Empresa, Àngels Chacón, quien ha pedido más medidas económicas y ha subrayado la dificultad práctica de aislar las actividades esenciales de las que no lo son. En una entrevista en El Nacional, Chacón ha pedido al Gobierno de Sánchez "ponerse en la piel" de pymes y autónomos: "Que expliquen cómo se hace el milagro de pagar sin facturar".
Dinero de bolsillo
Torra, por otro lado, también ha vuelto a plantear al Gobierno central la necesidad de implantar una renta básica universal, que ha definido como "dinero de bolsillo para poder comprar los alimentos más básicos". Algo que, ha dicho, ya se ha implantado en países como EEUU, Canadá o Corea del Sur. Además, ha reclamado la suspensión del pago de cuotas para los autónomos, la devolución de las abonadas en marzo y el aplazamiento del pago de impuestos para las empresas.
El presidente ha exigido a Sánchez la devolución de las competencias autonómicas que, bajo el estado de alarma, están siendo gestionadas por el Gobierno central, como es el caso de los Mossos o de Salud, la flexibilización del déficit para que las autonomías puedan endeudarse y que los ayuntamientos puedan utilizar los superávits que "han ido acumulando" porque "son una pieza clave para salir de este túnel".
Cuando se vislumbra una luz, aunque tenue, al final del túnel, el independentismo, especialmente Torra y los suyos, quiere volver a marcar perfil propio de cara a las elecciones autonómicas que , con permiso de la pandemia, se celebrarán presumiblemente en otoño de este año y en las que la gestión de la crisis sanitaria será un elemento fundamental de campaña.