Quien más, quien menos sospechaba que el coronavirus acabaría llegando a Cataluña y que su visita no sería turística precisamente. Seguramente, la histeria colectiva desatada cuando empezaron a confirmarse los primeros casos de infección primero en España y después en Cataluña no tenía un fundamente científico y parecía exagerado. Pero la situación está tomando un cariz tan inesperado como preocupante. Aunque las autoridades sanitarias catalanas lo están intentando ocultar, el coronavirus es mucho más peligroso de lo que se creía.
El virus SARS-CoV-2, que se detectó por primera vez en Wuham (China) hace solo tres meses, se ha convertido ya en una pesadilla, también en España. Al último número de víctimas dado a conocer (1.622 casos en España, 124 de ellos en Cataluña, y 35 fallecidos) hay que sumar también la falta de previsión y de transparencia de las autoridades sanitarias, empezando por la Conselleria de Salut. Cada día que pasa, el departamento da nuevas y más contundentes instrucciones al personal sanitario en un intento desesperado por frenar el imparable avance de la infección.
Y todavía no ha llegado lo peor. Fuentes de la Conselleria de Salut que prefieren mantener el anonimato, han confesado a El Liberal que lo peor está por llegar. “En una semana estaremos hablando de epidemia, no de casos aislados. La situación es mucho más grave de lo que se había calculado en un primer momento. Se nos está escapando de las manos”, insisten con preocupación. Una preocupación más que justificada porque la cepa del SARS-CoV2 que empieza a azotar Cataluña “se contagia con mayor virulencia y rapidez de lo que se esperaba. Hay que hablar de riesgos graves a partir de pacientes con 70 años de edad”, advierten.
Más importancia a la controvertida vacuna de la gripe
Sin embargo, las autoridades sanitarias catalanas no dicen oficialmente nada, haciendo gala de un preocupante secretismo que salpica a todo lo que tiene que ver con esta enfermedad, más allá de las cifras y algunos consejos preventivos. Es llamativo que en la página web de la Generalitat de Cataluña se le da más Importancia a la controvertida vacuna contra la gripe. La misma que muchos sanitarios no quieren ponerse porque dudan de su eficacia y porque entraña riesgos para algunos colectivos a los que va dirigida aunque no se les comunique.
Así pues, la mencionada campaña de vacunaciones merece una imagen destacada -que ocupa la práctica totalidad de la portada de la página web-, mientras que la información sobre el coronavirus se reduce a dos solitarios enlaces. Y si se accede a los links la información no pasa de ser un par de recomendaciones en la línea de que se opte en la medida de lo posible por el teletrabajo y que se sigan unas médicas higiénicas básicas.
A la falta de transparencia, se suma también la falta de previsión. Las primeras medidas para contener el avance del virus “se han tomado tarde”, reconocen las mismas fuentes, “Se están tomando decisiones sobre la marcha, que están recayendo principalmente en el personal sanitario, que está sometido a una gran presión”, añaden fuentes sindicales. Médicos y personal de enfermería son uno de los colectivos más expuesto a la epidemia puesto que además de correr más riesgo de resultar infectados, pueden convertirse en portadores del virus y, por ende, en auténticos focos de contagio, si no se toman las debidas precauciones.
Personal sanitario con bata blanca y mascarilla
Las primeras medidas no se han anunciado públicamente pero ya se han puesto en marcha: todo el personal de los Centros de Atención Primaria (CAP) y los hospitales públicos está obligado a trabajar con el uniforme blanco puesto y con mascarilla, se han suspendido las actividades que no tengan que ver directamente con el servicio asistencial (grupos, terapias, charlas o mesas redondas) y se están aplazando “un mínimo de 15 días” (aunque en la mayoría de casos sin nueva fecha. Además, se está concentrando a los sanitarios -tanto médicos como enfermería- en los servicios de urgencias, que se están reforzando todo lo posible.
Incluso, se está llamando por teléfono directamente a los pacientes con visitas concertadas para recomendarles que no acudan a las consultas a no ser que se trate de casos graves o de urgencias. A los trabajadores de los centros de salud y los hospitales también se les ha conminado a reducir al máximo su presencia en lugares masificados y en aglomeraciones, como medida preventiva. Y no se descartan nuevas disposiciones porque “hasta abril”, apuntan a El Liberal, la gráfica de la epidemia del coronavirus se mantendrá “en constante ascenso” y no empezará a estabilizarse.
En el Ayuntamiento de Barcelona, donde tres de sus concejales -Jaume Collboni, Montserrat Ballarín y Jordi Martí- están confinados en sus domicilios por coronavirus como medida preventiva, la situación es relativamente normal. Se ha mantenido la agenda de actos municipales prevista e incluso se ha celebrado la Comisión no permanente de estudio sobre la Regulación de los Precios de los Alquileres,con la presencia de todos los grupos municiples No obstante, para este jueves se ha convocado una reunión extraordinaria de la Junta de Portavoces local
Reunión de trabajo por videoconferencia en el ayuntamiento de Barcelona
La nota anecdótica la han puesto los tres concejales en cuarentena y que siguen al pie del cañón pero desde casa. Esta misma mañana han asistido a una reunión del gobierno municipal contactados por videoconferencia y pantallas con el resto de sus compañeros. “Están todos bien”, ha confirmado un portavoz del Ayuntamiento de Barcelona.
Pese a la apariencia de normalidad, el Grupo Municipal de Ciudadanos ha pedido al gobierno de Ada Colau “mayor información y transparencia a la ciudadanía, a los trabajadores dependientes del Ayuntamiento de Barcelona y a los grupos municipales de la oposición sobre sus actuaciones en relación al tema del coronavirus”. La presidenta del grupo, Mari Luz Guilarte, ha reclamado, que de forma excepcional, “se establezcan más medidas de control de afluencia de personas en los edificios y equipamientos públicos municipales”.
Guilarte también ha pedido a Colau que empiece a trabajar en un plan de medidas que “minimice el impacto del coronavirus sobre la economía local”, con ayudas para los colectivos más afectados o moratorias fiscales. La presidenta del grupo municipal de Cs también ha sugerido que se cree “una línea telefónica exclusiva para informar, atender y sugerir medidas preventivas a los colectivos más vulnerables de la ciudad” y también para empresas y autónomos. Por último, Ciudadanos ha reclamado que se incremente “la prevención, la limpieza y la desinfección en los equipamientos públicos” (como centros cívicos, bibliotecas y polideportivos) y que se paute un seguimiento exhaustivo de las medidas aplicadas y de las personas infectadas.