La valla de Ceuta vuelve a ser uno de los puntos críticos de la inmigración desde el norte de África, a lo que se suma la ruta balear, con un tráfico de pateras disparado en los últimos meses. Porque en lo que llevamos de 2024, el número de inmigrantes llegados por estas vías se han duplicado respecto al mismo periodo de 2023. En el caso del acceso terrestre de la ciudad autónoma, el número de migrantes ha pasado de 1.008 a 2.281 personas (+126,3%), demostrando que la saturación que vive Canarias ha obligado a buscar otras vías de acceso a nuestro país. Y eso que la Guardia Civil supo prever y reforzar la frontera tras conocerse que se estaba preparando un salto masivo de cara al pasado 30 de septiembre.
La situación de la valla es similar a la que vive Baleares: en lo que llevamos de 2024, al archipiélago han llegado 4.674 personas, según un recuento de EFE, Se trata del doble respecto a 2023, cuando llegaron 2.278 personas en el mismo periodo de tiempo. La semana pasada llegó prácticamente una quinta parte de esa cifra: un total de 840 personas en 50 pateras, lo que supuso la mayor operación de desembarco de lo que llevamos de año: en concreto, duplica el número de inmigrantes que ha llegado de media al mes (452 en 2024) y cuatriplica la media de 2023, cifrada en 190. De hecho, supera el récord de llegadas, superado tan solo una semana antes cuando arribaron 409 inmigrantes en las islas, la mayoría magrebíes.
Una ruta migratoria que según el titular de Interior, Fernando Grande-Marlaska, "no está consolidada", ya que tanto Argelia como los países de tránsito han conseguido frenar un 40% de las salidas. Así lo aseguró en el Senado. Según el ministro, el repunte de Baleares se da por la disminución de llegadas a la península, aunque no quiso calificarlo como problema. De hecho, acusó al PP, quien realizó la pregunta en sede parlamentaria, de "asumir el discurso de la ultraderecha xenófoba". Unas palabras que no gustaron nada a la bancada popular, que considera que las fronteras españolas están en una situación "demasiado vulnerable", hasta el punto de convertir la ruta balear en "una vía de acceso fácil para las mafias que trafican con la gente".
Estas cifras hacen que 2024 se encamine a un nuevo récord de llegadas en términos generales. A falta de mes y medio para acabar el año -el informe de Interior hace referencia hasta el 15 de noviembre-, ya han arribado 54.216 personas en las costas españolas y amenaza con superar a 2018, el año con los mayores registros de la historia de España (57.498 personas). De hecho, este año ya se sitúa como el segundo año con peores datos de la historia y la media de llegadas mensuales -4.288 personas mensuales- apunta a que la cifra de hace seis años debería superarse.
Porque además, las cifras en Canarias, ya asentadas en números récord: aunque el número de llegadas no se ha disparado tanto como en 2023 respecto a 2022, sí ha habido un aumento del 23,3%, lo que supone el desembarco de 7.500 inmigrantes ilegales más (39.713 frente 32.209). Por asentar las cifras y compararlas, las personas llegadas a España entre enero y la primera quincena de noviembre supera la población de algunas capitales como Segovia, Cuencia, Huesca o Ibiza. En concreto, permitirían repoblar por completo trece ciudades que tienen más de 50.000 habitantes.
Los pagos a los países de origen ya no funcionan
La Unión Europea intensificó los pagos a los países de origen con el objetivo de no tener que recepcionar a tantos inmigrantes ilegales en sus costas. Tras la llegada masiva a Lampedusa, Giorgia Meloni convenció a Von der Leyen de que la situación necesitaba una corrección urgente, por lo que este mecanismo se extendió a otros países de su entorno, incluído España. Pedro Sánchez, de hecho, realizó fuertes inversiones en Mauritania -más de 300 millones de euros- y prometió acelerar la homologación de títulos universitarios a las personas que provienen de allí. Unas medidas que no han frenado la llegada de pateras, sino que han logrado el efecto contrario: hay más que nunca. De ahí el intento fallido de la líder italiana por cambiar de estrategia y enviar a los inmigrantes a Albania.
Lo que en un principio pareció un éxito -así lo relatamos en Vozpópuli tras rebajarse la llegada de inmigrantes ilegales- ha terminado por quedar sin efecto. Si el primer trimestre marcó un hito de llegadas (14.035), en el segundo las cifras bajaron respecto al año anterior. Una situación que hacía pensar que Marruecos y Mauritania habían aumentado la vigilancia sobre sus rutas migratorias. Nada más lejos de la realidad: en verano el repunte colapsó Canarias y el ritmo solo ha bajado por el empeoramiento de las condiciones marítimas.