Societat Civil Catalana (SCC), la entidad que defiende la concordia entre los catalanes y el resto de españoles, ha denunciado que la presencia del castellano en las escuelas catalanas es residual. Los escolares catalanes de entre seis y doce años no tienen más de tres horas a la semana de castellano de un total de 25 horas lectivas, pese a la aprobación de la Lomce a nivel estatal. Así lo comprueba desde su puesto como profesor de Educación Primaria en Cataluña Daniel Perales, vocal de la junta directiva de SCC y experto en educación pública en esta entidad.
- ¿Se está cumpliendo la aplicación de la Lomce en las escuelas públicas y concertadas catalanas?
La realidad es que el Departamento de Enseñanza de la Generalitat ha hecho las cosas a medias con respecto a la nueva ley. A grandes rasgos podríamos resumir que en Primaria se cumple en gran medida; en la ESO se hace una interpretación al borde de la legalidad, básicamente porque no ofrece dos itinerarios en el cuarto curso; y en Bachillerato la incumple porque no da materias como Física y Química de 1º. Tampoco ha aplicado la Formación Profesional básica y se han perdido tres millones de euros por ello.
Lo más llamativo es que una ley tan criticada por parte del profesorado y a nivel político y social se basa en gran medida en la Ley de Educación de Cataluña, que sirvió como una especie de laboratorio de pruebas de lo que más tarde ha sido la LOMCE. Resulta de un cinismo insoportable que la consejera Irene Rigau haya querido situarse a la cabeza de la revuelta ante una ley que refleja en gran medida lo que ella misma ha defendido en los últimos años.
- ¿Cree que se sigue incumpliendo las horas lectivas de lengua castellana en los colegios de Cataluña?
El problema no es que se incumplan las horas lectivas, que de forma general son respetadas en casi todos los centros de enseñanza. La problemática surge cuando examinas el horario de los alumnos y en Primaria, por ejemplo, que es donde yo trabajo, de 25 horas lectivas semanales, tres corresponden a la asignatura de Lengua Castellana, las mismas que de Lengua Inglesa. El resto de materias, que suelen moverse en torno a las 19 horas lectivas semanales, se dividen entre las horas de Lengua Catalana y las horas en lengua catalana. Y aquí se encuentra el meollo de la cuestión, ya que bajo el mantra de la lengua vehicular única, desarrollado a través del modelo de inmersión lingüística, los alumnos de primaria (6-12 años) no tienen ninguna asignatura en castellano aparte de las tres horas de Lengua que antes comentaba, haciendo caso omiso a diversas sentencias del TSJC.
"Los alumnos de primaria no tienen ninguna asignatura en castellano aparte de las tres horas de Lengua", sostiene Perales
Y lo que es peor, generando unas dinámicas que limitan o impiden de forma más o menos explícita la utilización del castellano con total normalidad por parte de maestros, alumnos e incluso en las relaciones con los padres o entre los propios profesores.
Pero lo más preocupante sucede en la Educación Infantil (3-5 años), donde no se trabaja con asignaturas propiamente dichas y se entiende la formación de los alumnos desde una globalidad en la que cabe la Música, la Psicomotricidad o el Inglés, pero nunca el Castellano. Es decir, en Educación Infantil no se trabaja de forma general en lengua castellana. Y digo de forma general porque pese a que la mayoría de los Proyectos Lingüísticos de Centro.
En comarcas como el Bajo Llobregat, con mayoría de alumnos con lengua materna castellana, utilizan el castellano además del catalán en sus explicaciones con los pequeños. El problema viene cuando este tipo de “legalidades” internas dan alas a los fanáticos, ya sea entre equipos directivos (que pueden llegar a presionar a los trabajadores para utilizar únicamente el catalán), o a los educadores, que dan lugar a situaciones kafkianas como no responder a niños de tan corta edad cuando preguntan cosas en castellano. Realidades que sin ser generalizadas no son anecdóticas y sí son sintomáticas de que algo no va bien y que la escuela catalana necesita cambiar en múltiples aspectos.
- ¿De qué forma SCC apoya el bilingüismo real en las escuelas? ¿Tienen previsto reunirse como asociación con la consejera de Enseñanza?
SCC es una asociación muy plural y diversa en la que hay múltiples puntos de vista en casi todos los temas, y éste no es una excepción. En lo que coincidimos de forma general, además de en mostrarnos contrarios a la secesión de Cataluña, es en entender que el modelo educativo catalán debe de ser actualizado. Personalmente opino que la inmersión lingüística es un modelo de imposición nacionalista que poco o nada tiene que ver con la pedagogía. Si observamos como gran parte de los propios políticos nacionalistas llevan a sus hijos a escuelas con modelos en los que la convivencia entre lenguas se produce de forma natural, entenderemos muchas cosas de las que están sucediendo en estos momentos.
- ¿No es justo que en una sociedad bilingüe como la catalana la escuela sea como mínimo bilingüe?
- Tiene usted toda la razón. Y yo también lanzo las siguientes cuestiones: ¿No es lo más ético darle a la lengua materna el lugar que todos los organismos internacionales le otorgan, ya sea catalán o castellano como lenguas oficiales, o urdú u otras extranjeras si se dieran las ratios suficientes para ser implementadas y se contara con el personal adecuado? Creo que estamos ante el momento adecuado para pasar de pantalla y desligar la política y la educación, creando un sistema en el que el foco de atención se centre en el bien de los alumnos y en el que se enseñe a pensar y no a qué pensar.
- Diversas entidades han denunciado que las ayudas de la Generalitat a las becas comedor son insuficientes, ¿tienen constancia de ello? Si es así, ¿cuánto deberían aumentarse estas ayudas?
- He leído algunos artículos que se hacían eco de estas denuncias, pero no conozco en profundidad el tema como para poder asegurar que esto sea exactamente así. Lo que sí es una evidencia es que la brutal crisis económica que hemos padecido ha supuesto la potenciación exponencial de la desigualdad y que hay determinados centros escolares enclavados en barrios que han padecido y padecen el paro y la extrema precariedad, que necesitan una atención mucho mayor. Más si cabe en un tema tan fundamental como el de asegurar al menos una comida de calidad al día a nuestros menores. Y en este sentido no parece que el gobierno de Artur Mas esté por darle prioridad a este tipo de inversiones.
"¿No es lo más ético darle a la lengua materna el lugar que todos los organismos internacionales le otorgan?", apunta Perales
- ¿Cuáles son los puntos fuertes y débiles de la educación pública en Cataluña y su posición respecto del resto de España?
La educación pública en Cataluña, bajo mi punto de vista, tiene un importante punto débil que es el seguir desarrollándose mediante el modelo denominado como escola catalana. Una denominación que hay que explicar bien, porque de entrada todos entendemos que la escuela en Cataluña es escuela catalana, pero en su enunciado subyace la voluntad de ser algo más que un elemento descriptivo geográfico. Es decir, cuando se habla de escola catalana, se habla de un modelo que tiene la inmersión lingüística y cultural como elemento nuclear. Un modelo único en el mundo que genera mayor fracaso escolar entre los alumnos de lengua materna castellana como bien explica Sonia Sierra en un pasaje del libro El mito de la secesión.
Pero seamos justos, la lengua por sí sola no explica un fracaso escolar de más del 20%, cifra muy cercana a la del resto de España. La infrafinanciación, el desarrollo de una línea escolar privada-concertada financiada con fondos públicos, o la sucesión de leyes educativas que no fijan un modelo claro a seguir durante años, son causas compartidas en el conjunto de España que no ayudan a conseguir una educación pública de calidad. De los modelos de éxito como el finlandés, salvando las distancias socio-culturales, nos separan demasiadas cosas que hay que analizar y llevar a la práctica sin más demora.
Como punto fuerte, sin caer en el corporativismo, hay que destacar sin ningún género de dudas al colectivo del profesorado. Las complejas circunstancias vividas en los últimos quince años, desde la inmigración masiva, hasta la crisis económica y todo lo que se ha derivado de la misma, han puesto a prueba la profesionalidad, el sentimiento vocacional y la sensibilidad social de un grupo humano históricamente poco reconocido en España. Y precisamente en Cataluña encontramos algunos modelos de éxito en el desarrollo e implementación de experiencias novedosas, que hacen presagiar una mejora de los resultados en los próximos años. Y todo pese a los casos anteriormente descritos de fanatismo que hay que desterrar decididamente de las aulas creando un marco general que se aleje de cierta endogamia nacionalista.
En todo caso, nos queda mucho trabajo por delante para mejorar nuestro sistema educativo, en Cataluña y en el conjunto de España. Si pudiera pedir un deseo de cara a la próxima cita electoral, pediría que todas las fuerzas políticas con sentido de Estado se pusieran de acuerdo en un pacto nacional educativo para los próximos 20 años. Sería un buen punto de partida.