España

'Josu Ternera', el símbolo de ETA que siempre estuvo ahí

José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea llevaba 17 años fugado, su perfil escurridizo agrandó el mito sobre el último gran nombre que le quedaba a la banda, que recurría a él en los momentos más delicados

  • Josu Ternera

Los miembros de las fuerzas de seguridad siempre recordarán el 16 de mayo de 2019 como el día en el que arrestaron a José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea. Se trata de la última gran cuenta pendiente que les quedaba para terminar de acreditar la derrota policial a la que el propio Josu Ternera prestó su voz hace un año cuando leyó el comunicado de su disolución definitiva. Aquel fue el último servicio a la banda terrorista a la que llegó con apenas 20 años y en la que fue absolutamente todo. Ahora, con 69 años, ha sido arrestado tras 17 años fugado.

El lugar del arresto ha sido Francia, país que un día sirvió de santuario a los terroristas. En concreto ha sido detenido por las autoridades franceses pero con la información de la Guardia Civil fruto de años de pesquisas y tras varios intentos de darle caza que resultaron infructuosos. Aquello dotó a Josu Ternera de un halo de invencibilidad entre los suyos. Otros, en cambio, apuntaron a que el Ministerio del Interior nunca quiso realmente detenerle, protegido por su papel de negociador.

La última vez que Ternera se salvó in extremis de un arresto para el que ya estaba todo preparado fue en  julio del año 2013. Las fuerzas de seguridad francesas con información de las autoridades españolas cercaron al terrorista en un piso alquilado en Durban-sur-Arize, en el sur de Francia, muy cerca de Andorra y de la frontera española. Como es habitual en el país galo, el plan fue esperar a primera hora de la mañana para iniciar la operación que hubiese supuesto un golpe anímico irreversible a ETA. Pero cuando entraron en la casa, Ternera ya no estaba.

Josu Ternera

En el domicilio tan solo hallaron a su pareja y a su hijo pequeño. Fuentes de la lucha antiterrorista implicadas en aquel operativo recuerdan a Vozpópuli que aquella mañana de julio había una espesa niebla sobre la casa. Sospechan que Ternera se dio cuenta de los movimientos y logró escapar entre la niebla. Unas fuentes indican que el veterano etarra tenía por costumbre salir todas las mañanas a hacer ejercicio y que, cuando se estaba preparando, detectó la presencia de algo que le hizo desconfiar.

En la lista de buscados con Ben Laden

Advierten de que buena parte de su vida la pasó en la clandestinidad por lo que está acostumbrado a tomar todo tipo de precauciones. Otras fuentes consultadas culpan de aquello a un fotógrafo de la prensa que se había enterado del operativo y que se aproximó más de la cuenta para asegurarse una buena imagen del arresto de uno de los terroristas más buscados para la Policía, la Guardia Civil y la Interpol. El organismo internacional le incluyó en la lista de los 200 fugitivos más buscados que entonces estaba encabezada entonces por Osama Bin Laden.

Las fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por este periódico coinciden en asegurar que Josu Ternera llevaba tiempo alejado de las labores ejecutivas de la banda. Si acaso seguía esporádicamente prestando su experiencia como referente o asesor. En ese ámbito desempeñó otro de sus últimos servicios relevantes para ETA, interviniendo en la primera etapa del proceso de negociación con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero.

Acabó siendo desplazado por el entonces número uno de la banda, el ya fallecido Francisco Javier López Peña, alias Thierry. Después de aquello, tendría lugar el atentado en la T4 de Barajas con dos víctimas mortales que, si bien no supuso el final de la negociación, sí la condicionó negativamente hasta que ETA la dio por concluida en 2007. Tras esa decisión llegarían 12 asesinatos más.  

"Cerrar el kiosko"

Quienes participaron en aquellas conversaciones con los terroristas creían que el perfil de Ternera era el idóneo para “cerrar el kiosko” de una ETA mermada, muy alejada del temido ejército a cuya dirección llegó con apenas 20 años. Fue tras la detención del etarra Eugenio Etxebeste, alias Antxon. Desde ese momento, lo ha sido casi todo en ETA y en su brazo político. Como parlamentario de Euskal Herritarrok llegó a integrar la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento vasco.

De aquella época es la primera fuga tras su último acto público el 30 de octubre de 2002, en Ginebra, de la mano de Arnaldo Otegi. Aquel día se reunieron con periodistas en la sede de las Naciones Unidas en la capital suiza. Ternera evitó así comparecer ante el Tribunal Supremo para declarar sobre su presunta inducción del atentado de la casa cuartel de Zaragoza, en diciembre de 1987. Murieron 11 personas, entre ellas seis niños. Esa es la razón por la que la operación con la que la Guardia Civil le ha dado caza este jueves se ha bautizado como Infancia robada.

Antes de que consiguiera eludir su detención en julio de 2013, los servicios de información situaron a este etarra de la vieja guardia en Oslo (Noruega), donde permaneció cobijado junto a los dirigentes David Pla e Iratxe Sorzábal tratando de impulsar otro proceso de paz que no cuajó por la negativa del Gobierno de Mariano Rajoy, recién llegado a La Moncloa. Del país nórdico fueron expulsados en febrero de 2013 y tanto Pla como Sorzabal serían detenidos dos años después. Ternera ya no estaba con ellos y se libró de arrestado otra vez. También en 2015 a quien detuvieron fue a su hijo Egoitz, pero Ternera tampoco estaba allí

Nacido en Ugao Miraballes (Vizcaya) en 1950, tiene 69 años de edad. En varias ocasiones diversos medios de comunicación informaron de su débil estado de salud a causa de un cáncer. De ser cierto, también logró darle esquinazo a la enfermedad. Su papel era más bien simbólico, valiéndose de su ascendencia en una organización donde todos sus líderes históricos están muertos o en la cárcel. Y los que les sucedieron nunca tuvieron el peso de la vieja guardia.  

Su primera detención data del año 1989 en Francia y permaneció preso hasta 1996 en el país galo hasta que fue entregado a España. Aún seguiría entre rejas hasta el año 2000 cuando el Tribunal Supremo decidió excarcelarle al considerar que su condena en Francia por asociación de malhechores incluía las acusaciones que se le formulaban en España por pertenencia a banda armada, dentro del denominado caso Sokoa.

Preguntados en numerosas ocasiones por el hecho de que Ternera nunca fuese detenido a diferencia del resto de sus compañeros, los expertos en la lucha antiterrorista siempre respondían afirmando que era un actor secundario y, por tanto, no suponía una prioridad. Una vez desarticulada la banda las pesquisas se centraron entre otro en él. Hasta este 16 de mayo de 2019. El final de la escapada.

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