En el fragor de la investigación en torno al pequeño Gabriel, una llamada inesperada hizo sonar el teléfono de la Comisaría de Policía de Palencia. Allí, a 800 kilómetros del epicentro de las pesquisas en Almería, una mujer decía conocer a la persona que se había presentado ante la opinión pública como la novia de Ángel Ramírez, el padre del menor, en ese momento aún desaparecido.
La comunicante quiso poner en conocimiento de las autoridades la relación entre Ana Julia Quezada y la muerte de su hija en Burgos más de dos décadas atrás. Quedaban aún cuatro días para que la mujer sobre cuyo pasado advertía la llamada fuese detenida con el cadáver del pequeño Gabriel en el maletero de su coche. Nada hubiese podido evitar, en cualquier caso, el trágico desenlace del menor almeriense ya que falleció el mismo día de su desaparición, según la autopsia, que apunta a un estrangulamiento.
Fuentes de la investigación informan a Vozpópuli de que esa llamada se produjo el pasado miércoles 7 de marzo en torno a las 13.30 horas. Ese día el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, se trasladó a Almería para dar personalmente su apoyo a los padres de Gabriel. Mientras, centenares de personas seguían las batidas de búsqueda, incluida Ana Julia Quezada. Ese mismo día fue interrogada por la Guardia Civil por el hallazgo de la camiseta del niño.
Una llamada a la UFAM
La mujer, M.E.G.M., llamó en primer lugar a la Sala del 091, que la derivó a la UFAM de la Comisaría Provincial de Palencia. Se trata de la Unidad de Familia y Mujer, con presencia en toda España. En ese momento, Ana Julia Quezada todavía no era tan conocida como ahora, después de su arresto, pero aquella mujer al otro lado del teléfono la identificó por su nombre y su país de origen, República Dominicana. La recordaba como una antigua amiga y advertía de que tenía una información relevante que ofrecer a los investigadores.
En la UFAM de la Policía Nacional apuntaron sus datos y posteriormente le devolvió la llamada un inspector, que se interesó por esa información que la comunicante estaba dispuesta a compartir. Según dijo, Ana Julia era amiga de unas amigas suyas en Burgos. Habían transcurrido unos 20 años desde entonces, según su relato, pero añadió que habían vivido durante algún tiempo en el mismo edificio de la calle Casa de la Vega. La mujer se disculpó por no poder precisar más.
La información relevante, a su juicio, es que en esa época una hija de Ana Julia Quezada con la que había llegado desde República Dominicana había fallecido al caerse por una ventana desde un séptimo piso mientras jugaba. Según dijo, la menor tenía unos siete años de edad. Añadió que el piso era propiedad de la abuela de la niña y que, tras la muerte de la menor, Ana Julia comentó a su entorno que en su país es normal que los menores jueguen en los balcones.
Investigaron a la comunicante
Los investigadores se preocuparon por ver quién era esta persona que daba cuenta de un suceso con un menor relacionado con alguien del entorno cercano del pequeño Gabriel. Pudieron acreditar que la mujer M.E.G.M. tenía una deficiencia mental.
La Policía Nacional hizo sus gestiones de investigación y, según fuentes del caso consultadas por este periódico, los hechos ocurrieron tal y como relató esa comunicante cuatro días antes del arresto de Ana Julia Quezada en Almería. Tan sólo falló en un dato: la menor fallecida no tenía siete años, sino cuatro. Fue hallada sin vida el 10 de marzo de 1996 por la pareja de entonces de Ana Julia. Fuentes de la investigación informan a este periódico de que se consideró un accidente al no hallarse indicios de criminalidad, no obstante, se están realizando gestiones con el Juzgado que entendió del hecho.