Las presiones que está recibiendo la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés), tanto por el lobby bancario como por los políticos, han cambiado el escenario inicial sobre el que se iban a plantear los test de estrés a las carteras de deuda pública de las entidades financieras europeas. De la teoría de la presumible quita lineal sobre la deuda soberana de los diferentes país (del 20% en el caso español), que sí se mantendrá en economías como la griega, portuguesa o irlandesa, se ha sustituido por la valoración de su precio de mercado, para las economías de los grandes países europeos.
En el caso español, esta nueva medida no tendría ningún impacto ya que esta solo afectaría a la valoración de las carteras de deuda disponibles para la venta, y en nuestro país ya están valoradas a precio de mercado. Por contra, sí afectaría a otros sistemas bancarios donde dichas carteras no están valoradas a precios de mercado. Obviamente la medida no afectaría ni a las carteras de deuda de negociación, ni a las carteras a vencimiento.
Las entidades ya manejaban ayer la posibilidad de que sea este nuevo proceso el que discutan tanto los ministros de Finanzas como los Jefes de Estado europeos en las reuniones del Eurogrupo y del Ecofin que se desarrollarán a lo largo de este fin de semana.
En este nuevo procedimiento, no se valoraría toda la deuda. Quedarían fuera tanto la cartera de negociación como la de vencimiento. La primera, cuyo efecto se deja notar en los resultados de las entidades, ya está valorada a precio de mercado. La segunda no se cuantificará puesto que sopesa niveles de deuda a muy largo plazo. El tramo de la deuda que examinará la EBA es la conocida como, de inversión, que tiene el mayor peso en el total de la deuda pública que tienen las entidades. Esta cartera repercute directamente sobre el capital de los bancos.
El procedimiento será calcular la diferencia entre el precio de una emisión con el actual, lo que penaliza especialmente a la banca francesa y alemana, muy expuestos a la deuda griega, la más degradada de todas las de la eurozona.
"Sigue siendo una solución que daña al sistema, pero mucho menos dolosa que la quita de la que se viene hablando", coincidían ayer un par de entidades. Más allá del método que se aplique en cuanto a la deuda, lo que más preocupa a los bancos es la necesidad de aumentar los niveles de capital en un momento tan delicado como el actual, con los mercados de financiación totalmente cerrados.
La mayoría de las entidades ya manejan una solución para cada uno de los escenarios que puede generar el test de estrés de la EBA. "Manejamos más de 100 posibilidades diferentes", explicaba ayer a Vozpópuli una de las entidades sistémicas españolas. Entre las soluciones teóricas aparecen la venta de filiales, para disminuir los activos y lograr capital a través de las plusvalías.