La visita que este miércoles ha girado Íñigo Urkullu a La Moncloa no ha versado solo sobre el final de ETA. De hecho, ha conseguido desbloquear los 112 millones de euros que el Gobierno de Zapatero le prometió a cambio de su apoyo a los Presupuestos estatales de 2011.
Hacienda tenía en la nevera la mayoría de estos compromisos. Afectan a inversiones en infraestructuras como la Y vasca o el puerto de Pasajes. También van destinados a la I+D+i en centros tecnológicos repartidos por el País Vasco. Hasta ahora, el Ejecutivo se había hecho el remolón en los pagos, pero ahora ha premiado la lealtad del PNV, que podría encontrar problemas con el próximo Ejecutivo que salga de las urnas a pesar de que la mayoría de los créditos para cubrir estos compromisos se encuentran ya consignados. Buena parte de los proyectos que han quedado colgados y han sido desatendidos, según las mismas fuentes, corresponden al Ministerio de Industria, pues la relación entre Miguel Sebastián y el PNV es pésima.
El optimismo que Urkullu ha exhibido este miércoles tras entrevistarse con Zapatero encuentra su lógica en el balance que el propio PNV hace del desarrollo estatutario desde 2008. Su respaldo a los Presupuestos socialistas de 2009, 2010 y 2011 le ha valido para completar el grueso de transferencias pendientes previstas en el Estatuto de Guernica relativas a las políticas activas de empleo, la inspección de trabajo, las políticas de formación, el transporte marítimo y el profesorado de religión.
El respaldo dado por los nacionalistas vascos a otras leyes económicas promovidas por Zapatero en la segunda parte de la legislatura ha tenido también otras contrapartidas, entre ellas la entrada del PNV en la Comisión Nacional de la Energía y la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones, presencia que será reconsiderada por el PP si llega al Gobierno.
El lehendakari, Patxi López, siempre ha visto con recelos esta proximidad del PNV a Zapatero cuando tiene a este partido como principal referente de la oposición en la comunidad que gobierna. Para compensar el protagonismo dado este miércoles a Urkullu en La Moncloa, el presidente recibirá también en breve a López.