Los líderes europeos lograron finalmente sacar adelante su plan para afrontar la crisis más grave de la historia de la moneda única, al pactar la condonación del 50 por ciento de la deuda griega, dotar al fondo de rescate con un billón de euros y la recapitalización bancaria. Ha sido un acuerdo esquivo que ha requerido dos cumbres en cuatro días, y varios aplazamientos. Finalmente se forjó en la madrugada del jueves y tras ocho intensas horas de negociaciones, en Bruselas, entre los representantes de la banca acreedora y los líderes de la zona euro, comandados por la alemana Angela Merkel y el francés Nicolás Sarkozy.
El punto más conflicto era lograr que los bancos aceptarán una quita de 100.000 millones de euros de la deuda, porque de no lograrse un pacto voluntario, el probable impago de Grecia hubiera desencadenado una reacción de contagio en la zona euro de proporciones desconocidas, según advirtieron los analistas en las últimas horas.
Pero a las 4,30 hora local en Bruselas (2,30 GMT) compareció el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso, para informar del acuerdo.
"Hoy, los miembros de la zona euro hemos dado un gran paso. Son medidas excepcionales, para tiempos excepcionales", indicó el político portugués, satisfecho de que tras las diferencias y divisiones de las últimas semanas, la Unión Europea será capaz de presentar ante la cumbre del G20 que se celebra el 3 y 4 de noviembre en Cannes su hoja de ruta para salir de la crisis.
Hoja de ruta del nuevo plananticrisis
La hoja de ruta consta de tres brazos entrelazados entre sí, ideados para restaurar la confianza en los mercados y evitar el contagio de la crisis a otros países de la zona euro. El primero de ellos es la aprobación de un segundo paquete de rescate a Grecia, que estará dotado de 130.000 millones de euros, y que lleva aparejado una quita del 50 por ciento de la deuda que mantiene con la banca privada.
El segundo es la reconfiguración del actual Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF), un instrumento dotado con 440.000 millones de euros, pero que hasta ahora ha demostrado poca efectividad para resolver la crisis. El nuevo fondo de rescate tendrá capacidad de asegurar una parte de las colocaciones de países periféricos, con lo que multiplicará su capacidad de actuación. Además, podrá abrirse a capital externo de países emergentes, como China.
Por último, la recapitalización bancaria, un acuerdo que tiene dos consecuencias inmediatas para las entidades españolas.
La primera, tendrán que mejorar su solvencia. Los bancos y cajas tendrán que aumentar el dinero líquido del que disponen hasta alcanzar el 9% de sus activos (frente al 5% actual). Eso significa que necesitarán captar 108.000 millones de euros en nuevos fondos para alcanzar los ratios de solvencia que les exige la Unión Europea.
La segunda consecuencia es que tendrán que rebajar la valoración de la deuda soberana española un 2%. Los bancos tendrán que rebajar, por tanto, el valor de los activos que tienen en cartera aunque la Unión Europea ha matizado que esta medida se toma de manera “excepcional, para circunstancias excepcionales y no se repetirá en el futuro” ha asegurado el ministro de finanzas de Polonia -país que preside este semestre la UE- Jacek Rostowski .
Ajustar el valor de la deuda al precio al que cotiza a día de hoy abre la puerta a que los bancos puedan perder valoración en bolsa en el futuro, ante el temor de que continúen las crisis soberanas. Por ese motivo, la Unión Europea ha querido tranquilizar a los mercados asegurando que esa obligación "no se repetirá en el futuro".
Junto a esas dos medidas, que tendrán impacto inmediato en las cotizaciones de la banca, la UE prohíbe a las entidades que necesiten acudir al fondo de rescate dar bonus a sus directivos o repartir dividendos entre sus accionistas.