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El gato negro. Edgar Allan Poe Es uno de los cuentos de horror mejor logrados del escritor estadounidense. Publicado en el periódico Saturday Evening Post (Filadelfia) en su número del 19 de agosto de 1843, es considerado por la crítica como uno de los relatos más espeluznantes en toda la historia de la literatura. La narración, dotada de un intenso trabajo psicológico, narra la historia de un matrimonio, un gato negro y la escabrosa cadena de sucesos que entrelaza a los tres. Todo comienza cuando el esposo, adicto al alcohol, decide un día arrancar un ojo al negro felino que tiene por mascota, porque le pareció que el animal le miraba extraño. Poe describe cómo el joven, agobiado por la culpa, mata al gato para librarlo de su sufrimiento y decide hacerse con otro de reemplazo. Entretanto ocurren extrañas situaciones que despiertan la paranoia del personaje, quien una vez decidido a matar al segundo animal, comete un grave error que desemboca en un cruento y terrorífico desenlace.
El almohadón de plumas. Horacio Quiroga. Incluido en el volumen Cuentos de amor, de locura y de muerte, (1917), es probablemente el mejor relato del escritor uruguayo. La vida de Quiroga estuvo signada por los accidentes, la muerte y el suicidio, circunstancias que precipitaron no sólo una escritura atormentada y oscura, sino también una existencia convulsa con la que acabó, por decisión propia, a los 58 años. Dentro de su narrativa, El almohadón de plumas es una historia a la vez ingeniosa e inquietante, escrita con el talento de quien sabe usar los recursos literarios pero también con la fatalidad de un autor como Quiroga, gran admirador, por cierto, de la obra de Edgar Allan Poe, cuyos relatos ejercieron una potente influencia en su obra narrativa.
Castillo de los destinos cruzados. Ítalo Calvino. Un tono de ensoñación fantasmal impregna esta fantasía del incomparable Calvino. En él, un grupo de peregrinos mudos se reúnen en el bosque para contar sus historias a través de las cartas del tarot de Visconti y Marsella. “Uno de los comensales recogió las cartas dispersas, despojando buena parte de la mesa; pero no las juntó en una baraja ni las mezcló: cogió una y la echó. Todos advertimos la semejanza entre su cara y la cara de la figura y nos pareció entender que con aquella carta quería decir yo y que se disponía a contar su historia”, narra Calvino en un libro lleno de intriga, signos, naipes y, por encima de todo, la maestría del autor de El barón rampante.
Leyendas. Gustavo Adolfo Bécquer. Es junto a sus Rimas, uno de los libros más leídos de este autor romántico español. En este volumen, cuyas historias fueron escritas en su mayoría entre 1850 y 1860, destacan algunos relatos como El monte de las Ánimas, El miserere o Maese Pérez el organista. “Desde entonces dicen que cuando llega la noche de difuntos se oye doblar sola la campana de la capilla, y que las ánimas de los muertos, envueltas en jirones de sus sudarios, corren como en una cacería fantástica por entre las breñas y los zarzales. Los ciervos braman espantados, los lobos aúllan, las culebras dan horrorosos silbidos, y al otro día se han visto impresas en la nieve las huellas de los descarnados pies de los esqueletos. Por eso en Soria le llamamos el Monte de las Ánimas, y por eso he querido salir de él antes que cierre la noche”, escribe Bécquer en su relato Monte de las Ánimas.
El Horla. Guy de Maupassant. El autor francés debe a la literatura de terror algunas de sus mejores piezas. Sus temas fueron el pánico, la soledad, la locura, la perdición. Hay ejemplos memorables: ¿Quién sabe?, La cabellera, ¿Loco? y El Horla, este último uno de los relatos más conocidos de Maupassant. A través de un diario, el autor muestra las supuestas alucinaciones del protagonista, el cual siente la presencia de un ente que le persigue y le atormenta.
El entierro de las ratas. Bram Stocker. Es un relato de terror escrito por Stoker antes de acometer su famosa novela epistolar Drácula. Original de 1878, este cuento retrata París como una ciudad macabra y cruel en la que un joven espera a que transcurra el año que le han impuesto que ha de superar lejos de su amada. El relato circuló desde 1891. Sin embargo, adquirió notoriedad años después de la muerte de Bram Stoker, cuando apareció en una antología de terror llamada Dracula's Guest and other weird stories. Para la crítica, este relato es menos elaborado que otros del autor –por ejemplo Squaw o La casa del Juez- sin embargo es considerado como una de los mejores relatos de horror del siglo XIX.