Lo más importante de los acuerdos de la sexta cumbre del G20 celebrada en Cannes es el compromiso por escrito, de ahí lo novedoso, de los tres grandes países ahorradores del mundo (China, Japón y Alemania), de estimular su demanda interna. En el resto de los temas, como suele ser habitual, la cumbre ha aportado bien poco.
Europa no ha sido capaz de garantizar ni la participación del FMI ni de los países emergentes ahorradores (China, Rusia, y países árabes productores de petróleo) en el mecanismo de financiación diseñado para las compras de deuda soberana europea y recapitalización bancaria. Eso sí la impresión que sale del G20 es que Italia va a estar tutelada por el FMI.
Uno de los tópicos habituales en todas las cumbres del G20 es cómo resolver los desequilibrios comerciales globales. Por un lado, Estados Unidos considera que China desestabiliza la economía global al ahorrar en exceso, acumular reservas e incentivar procesos de especulación. Este planteamiento es muy parecido a la relación entre los países periféricos europeos GIIPS (Grecia, Irlanda, Italia, Portugal y España) y Alemania. Los países periféricos consideran que la debilidad crónica de la demanda interna alemana es el origen de la actual crisis de deuda de la UE.
Por el contrario el planteamiento desde China y Alemania es diametralmente opuesto. China considera que el desequilibrio exterior de Estados Unidos se debe a que ha consumido por encima de sus posibilidades, es decir, de su renta, en base a crédito. Alemania piensa lo mismo de los países GIIPS.
De la reunión del G20, por escrito, se ha acordado que China y Alemania incentivarán el crecimiento de sus demanda interna. Implícitamente se adopta la postura de Estados Unidos y de los GIIPS. Sin embargo, hay un efecto colateral de ese acuerdo que afectará negativamente a Estados Unidos y a los GIIPS. A la vez que China y Alemania incentivan su demanda interna, disminuirá su ahorro, y por lo tanto la financiación necesaria para renovar los vencimientos de deuda pública y privada de Estados Unidos y de los GIIPS, generando aún mayor estrés financiero en los mercados.
Otro de los aspectos relevantes del G20 celebrado en Cannes es la impresión de que Italia es una economía intervenida. Es cierto que Italia presenta un problema crónico de crecimiento económico, y eso en los tiempos que corren es carnaza para los mercados. Sin embargo, también es verdad, tal como se puede ver en el gráfico adjunto, elaborado por Albert Edwards, economista jefe de Societé General, que Italia en términos de desequilibrios no está peor que Francia, Alemania, Reino Unido, o Estados Unidos.
Fuente: Societé Generale
Entonces, ¿por qué el ataque inmisericorde contra Italia? Según Albert Edwards, como se puede ver en el gráfico posterior, la razón es Silvio Berlusconi, cuando en julio de 2011 abrió su bocaza. A partir de ese momento España dejo de ser el centro de atención fundamental de los focos del mercado. ¡Gracias Silvio!