España

El pasotismo electoral de la izquierda alimenta la campaña autista de Rubalcaba

A cinco días de las elecciones, el ánimo de la cúpula del PSOE no solo no remonta sino que se ve afectado por el vértigo de tener que enfrentarse a un resultado electoral desastroso si se confirman los peores pronósticos. Fuentes del comité electoral constatan que los principales mensajes que Alfredo Pérez Rubalcaba ha lanzado durante la campaña para intentar concitar la atención del electorado de izquierdas han chocado contra el frontón de la indiferencia.

A cinco días de las elecciones, el ánimo de la cúpula del PSOE no solo no remonta sino que se ve afectado por el vértigo de tener que enfrentarse a un resultado electoral desastroso si se confirman los peores pronósticos. Fuentes del comité electoral constatan que los principales mensajes que Alfredo Pérez Rubalcaba ha lanzado durante la campaña para intentar concitar la atención del electorado de izquierdas han chocado contra el frontón de la indiferencia. No solo no han tenido el eco que el PSOE esperaba en los medios de comunicación, sino que tampoco han suscitado la polémica que perseguían debido al desdén con el que han sido recibidos por Mariano Rajoy y los dirigentes del PP que participan en los principales mítines.

La actitud con la que el PP ha recibido las propuestas electorales de Rubalcaba se comprende a la perfección en boca de Rajoy. “Quieren pelea, pero a mí no me van a encontrar. Se han equivocado de enemigo. Yo a estos señores del Gobierno solo les tengo que decir buenos días, buenas tardes o buenas noches, según el momento en el que nos encontremos”, señaló con ironía gallega en León.

En los primeros días de la precampaña, Rubalcaba soltó en Santiago que sabía lo que había que hacer para crear empleo, una afirmación que causó un cierto asombro en su equipo. Con posterioridad, ha paseado en pequeños auditorios todo tipo de propuestas: una tasa bancaria para combatir el desempleo juvenil, una moratoria de dos años para cumplir con los objetivos de déficit, una reorganización de las Fuerzas Armadas para ahorrar recursos, el desbloqueo de las listas electorales, la elevación de cinco a diez años de los plazos de prescripción de los delitos fiscales,el aumento de los impuestos sobre el tabaco o el alcohol para financiar la sanidad, la elección del profesorado a través de un sistema parecido al de los médicos o la limitación de la autonomía financiera de las comunidades para obligarlas a invertir más dinero en políticas sociales.
Todas estas propuestas, recuerdan las mismas fuentes, se han evaporado por el sumidero del pasotismo y de la indiferencia con el que casi tres millones de indecisos, la mayoría de ellos votantes de izquierdas, han decidido encarar esta campaña electoral.

Según los expertos del PSOE en demoscopia, Rubalcaba ha fracasado en su intento de enchufar a la campaña tanto a los indignados como a los decepcionados con el Gobierno de Zapatero. “Se ha producido desde el principio una especie de apagón que no hemos sabido superar”, dicen estas fuentes. Esta especie de ‘campaña autista’ ha hecho que caigan en saco roto la mayoría de las iniciativas. “En realidad, no ha existido campaña ya que ninguna de nuestras propuestas ha generado el debate necesario para movilizar a los indecisos”, se añade.

El PSOE dispone de encuestas que revelan que los ciudadanos prevén una crisis larga y temen que ponga en peligro la sanidad y la educación públicas. Esta ha sido, de hecho, la principal herramienta de Rubalcaba para consolidar un suelo electoral digno, neutralizada en parte por la insistencia del PP de que los recortes no afectarán a estas dos grandes parcelas de la política social.

En el equipo electoral socialista ha sido recibido también como un mazazo la publicidad que ha dado Rajoy a sus contactos con Zapatero y Elena Salgado sobre el seguimiento de la crisis de la deuda, pues se interpreta que este anuncio, no desmentido por el Gobierno, deja en un lugar incómodo a Rubalcaba.

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