"La propiedad extranjera de los sectores bancarios domésticos ha sido una fortaleza en países de la Europa Central y Oriental, ya que los bancos extranjeros han demostrado su voluntad y capacidad para apoyar a sus filiales antes y durante la crisis financiera global", destacó en un comunicado el director asociado de Deuda de Fitch, Michele Napolitano.
No obstante, a su juicio, "una mayor intensificación de las presiones fiscales a los bancos de la eurozona" puede obligar a estos a rebajar el apoyo a sus filiales en el este y centro de Europa, con lo que "las tensiones podrían extenderse de la eurozona a los bancos" de esos países.
Doce países del centro y este del continente europeo se unieron a la UE entre 2004 y 2007, de los cuales solamente cinco -Malta, Chipre, Eslovenia, Eslovaquia y Estonia- han adoptado hasta ahora el euro, mientras que el resto mantienen aún sus respectivas divisas.
Estos países, cuya economía en el momento de entrar en la UE era muy inferior a la del resto de socios comunitarios, han experimentado en estos años tasas de crecimiento más elevadas que la media europea, si bien en algunos casos también se han visto duramente afectados por la crisis.
Acorde con la agencia, las entidades de la zona euro podrían verse forzadas a "cortar la financiación a sus filiales en la Europa emergente más allá de los niveles garantizados por las condiciones locales".
Así pues, "un reverso en la financiación neta en la Europa emergente reduciría el crédito disponible y debilitaría el crecimiento del PIB en muchos países" de esta región, indicó Fitch.
Esta agencia calcula que, de momento, los préstamos de bancos con sede en la zona euro hacia filiales o socios en los países del este de la Unión Europea (UE) se mantuvieron estables, si bien la demanda de crédito bajó por la reducción del apalancamiento del sector financiero.
Sin embargo, los bancos griegos fueron los que más redujeron su nivel de préstamos, lo que, según Fitch, "sugiere que los bancos de la eurozona, si están bajo fuerte presión en sus mercados nacionales, pueden reducir su exposición en otros mercados clave".
La agencia señaló también que, aunque las entidades de los países emergentes de la UE "podrían contener alguna reducción de la financiación de sus matrices", finalmente "podrían verse forzadas a cortar provisiones de crédito y reducir todavía más sus balances, con el consiguiente efecto adverso en el crecimiento del PIB".
Los bancos de la Europa Central y Oriental tienen poca exposición a la deuda de Grecia y otros países periféricos con problemas -como Portugal, Irlanda, Italia o España.
De este modo, Fitch no espera que una hipotética quiebra griega afecte a estos países, ya que los bancos helenos no repatriarían fondos desde la Europa emergente.
A pesar de ello, la agencia estadounidense no descartó que se produzcan situaciones de desconfianza entre los inversores y clientes de las entidades, aunque, añadió, la correcta gestión de los bancos centrales tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008 aumentó la confianza general en el sector financiero.