Pozuelo-Majadahonda-Las Rozas configuran un triángulo mágico para el PP, lugares de las afueras madrileñas donde obtiene unas mayorías electorales que rozan lo insultante. Alguna vez, en algún colegio electoral de estos municipios se pudo escuchar, al ver un interventor del PSOE: “pobres, estos sí que tienen vocación y no los obispos”, porque en esos colegios, las elecciones son auténticas fiestas peperas.

El pasado 20N se pudo ver a Beatriz Carvajal, famosa en los últimos tiempos por su papel de madre chinche en Aquí no hay quien viva y La que se avecina (a la que llama el marido desesperado y borracho; “¡¡Ay Greggggoriaaaa…!!”) en Las Rozas, efectuando de interventora, con su letrerito del PSOE al pecho.

“¿Te has fijado? Es Gregoria”, decía una chica y otra contestaba “sí, la he visto un par de veces en el súper”. Ahí estaba, Carvajal, famosa en el 1, 2, 3  por su papel de La Loli, con otra amiga acompañante, sin decir esta boca es mía y con el tedio típico de los interventores.

El caso es que a un supervisor socialista puede haber pocos sitios en los que le jeringue más estar. En estas localidades de la clase media-alta madrileña el ambiente festivo y monocolor es total en las elecciones. Mucha gente se pasa a ejercer el voto a la salida de Misa, hay decenas madres arregladas encontrándose en la puerta saludándose con jolgorio, amigas yendo en grupo… Gente de orden.

El PP obtuvo esta vez en las Rozas 'sólo' un 62% de los votos. En las otras dos localidades citadas antes, el porcentaje también superó ampliamente el 60%. Carvajal, que tiene dos hijas adoptivas, es sin duda, mujer de principios y vocacional. Salir a la calle el 20N a defender el PSOE no lo hizo mucha gente. Ni siquiera en Ferraz, donde a Rubalcaba se le vio más solo que a nadie, sin la cohorte de pajines, zerolos y lopezgarridos que tanto salían en las fotos en otras ocasiones.