El acuerdo no es unánime. Para la mayoría de los autores, los libros electrónicos –concebidos como hasta ahora- son poco más que pirotecnia. La literatura sigue siendo la misma, sea el formato que sea, dicen. Los editores, por su parte, asumen que las nuevas modalidades de libros multimedia –con música, mapas, gráficos y otros recursos- ofrecen una posibilidad comercial mayor.
El debate sobre el tema se aviva con la llegada a España del Kindle, la semana pasada. El dispositivo comercializado por Amazon.com mina el mercado del iPad, sin duda. Su coste es considerablemente menor, 99 euros, y ofrece un catálogo de 22.000 títulos en castellano, incluyendo los bestsellers más recientes, además de otros 900.000 libros que podrán descargar gracias al servicio integrado, con el cual es posible descargar un libro en 60 segundos.
El mercado del libro electrónico en España ve ahora un crecimiento lento, “paulatino”, según indica Claudio López de Lamadrid, director literario de Random House. Sin embargo, asume, hay muchas posibilidades. “Actualmente, estamos trabajando la idea de los comités digitales, que además de digitalizar contenidos, se han dedicado a crear el concepto de handbook, que pone a disposición del lector distintos recursos: música, mapas…”
“Esto me suena un poco a libro ilustrado. Me recuerdan a lo que era la ópera a finales del siglo XIX, una puesta en escena con todos los recursos que se conocían, pero de manera desproporcionada. Si esa es la renovación que van a presentar las empresas, yo no participo”. Así opina el escritor y periodista argentino, Martín Caparrós, de manera bastante poco entusiasta.
Otros escritores menos radicales como Doménico Chiappe manifiestan que ese concepto de libro multimedia que asumen ahora las editoriales con el auge del libro electrónico tiene que pensar más en el contenido y “menos en la bisutería”, refiriéndose a estos agregados digitales más pertinentes para el público infantil que el adulto.
Los editores, sin embargo, tienen una perspectiva menos catastrofista que los autores. Así lo reafirma Lamadrid, quien asegura que el libro electrónico permitirá revitalizar g´neros que editorialmente no gozan de mucha demanda en formato físico: se trata de los libros de poesía y relato.
Beatriz Rodríguez, de la editorial digital Musa a las nueve, coincide con el director literario de Random House. “Si tomamos como punto de partida las ventas de Amazon de libros digitales podemos afirmar que sí que existe un mercado claro con lectores que demandan todo tipo de lecturas. En nuestro caso al ser un sello dirigido a un perfil de lector más especializado en narrativa y poesía en español nuestro verdadero reto es la nueva distribución del libro, llegar a ese nicho de mercado que estamos convencidas que existe”, afirma.
La autoedición en España, todavía aparcada
Además del anuncio público de la llegada de Kindle, la apertura de Direct Publishing se suma al desembarco formal de nuevas posibilidades en el mundo digital. Este servicio, según explica Amazon.com, permite editar su obra en más de 100 países, con un agregado: conservan sus derechos y se quedan con el 70% del beneficio.
Algunos autores como Amanda Hocking –un auténtico fenómeno en le mundo anglosajón- ha vendido más de un millón de libros sin pasar por ningún editor. Sin embargo, en España, este mercado luce aún tímido, tal y como comenta Beatriz Rodríguez, de Musas a las 9.
“Este formato existe, aunque no sabemos si funciona, al menos a la hora de entender la elaboración real de un catálogo. No es la línea que seguimos en Musas a las nueve. Pensamos que la confianza del lector se genera a través de un sello que arriesga y apuesta por determinados títulos”, comenta.