La creación el pasado mes de octubre de un Fondo de Garantía de Depósitos único y la ampliación de la dotación al mismo, acordada este viernes, son dos de las condiciones del plan de saneamiento del sistema financiero español propuesto por Aristóbulo de Juan, el muñidor del rescate bancario de los 80.
Mientras que en las últimas semanas, diversas voces del sistema financiero presionan al futuro gobierno de Rajoy para que crear un banco malo según el modelo alemán, las medidas implementadas por el Ejecutivo en funciones vuelven a relanzar la propuesta de quien fuera uno de los responsables del saneamiento del sistema financiero español en los 80.
Ampliación del Fondo de Garantía de Depósitos.
El Gobierno, mediante Real Decreto-ley 16/2011, de 14 de octubre, creó el Fondo de Garantía de Depósitos de Entidades de Crédito, con el que se unificaban los tres fondos de garantía existentes de bancos, cajas de ahorro y cooperativas de crédito. Este fondo, que garantiza los ahorros de los usuarios de eventuales pérdidas, cuenta en la actualidad con unos recursos de unos 6.000 millones de euros.
El pasado 2 de diciembre se aprobó la ampliación de la dotación que deben hacer a este Fondo de Garantía de Depósitos los bancos, cajas y cooperativas. Tendrán que aportar anualmente el 2 por mil del ahorro que gestionan, el doble de lo que destinaban hasta ahora. Se igualan, además, las dotaciones al fondo de cada uno de los distintos tipos de entidades, ya que hasta ahora las cajas aportaban el 1 por mil, los bancos el 0,6 y las cooperativas el 0,8 por mil. Permitirán recaudará anualmente unos 1.600 millones, el doble que en la actualidad.
Estas medidas, según el gobierno, son imprescindibles para reforzar la confianza del sistema financiero español y para culminar su proceso de recapitalización y reestructuración con el mínimo coste posible para el erario.
Propuesta de Aristóbulo de Juan: cuaderno de ruta.
Ambas medidas forman parte del cuaderno de ruta propuesto por Aristóbulo de Juan para sanear el sistema financiero español. Según insiste Aristóbulo a día de hoy, “se trataría de repetir la resolución de la crisis bancaria de los 80, y que hizo que el sistema financiero español fuera en su momento el más fuerte de Europa, tal como el propio Trichet le reconoció hace cinco años, antes de la actual crisis”.
Para ello, insistía Aristóbulo, lo primero que había que hacer era “una vez unificados los tres fondos de garantía de depósitos en uno sólo, tal como ya hizo Elena Salgado, las entidades financieras deberían aumentar considerablemente las aportaciones a este fondo de garantía de depósitos, desde cifras inferiores al uno por mil de los depósitos, a cuantías entre el dos por mil y el tres por mil”, tal como se aprobó este viernes.
A su vez, “el FROB debería aportar anualmente, con cargo a pérdidas, una cuantía igual a la que el conjunto de las entidades financieras aporten a cada uno de los tres fondos de garantía existentes”. Con las aportaciones de las entidades financieras y del FROB estaríamos hablando de cifras anuales entre el cuatro y el seis por mil de los depósitos, cuantía nada desdeñable.
De Juan recalca que “el FROB además prestaría dinero al fondo de garantía, en una cifra que estima alrededor de 90.000 millones, aspecto que permite la ley que creó el FROB. El nuevo fondo unificado dispondría de la financiación necesaria para sus nuevos fines”.
El fondo de garantía único “compraría los activos tóxicos, especialmente suelo, en cuantía suficiente para llegar a un saneamiento total. Se adquirirían a valor en libros después de provisiones, dando por bueno el que reconoce Banco de España”. Actuaría así “a modo de un banco malo, como hizo en la crisis de los 80. No haría falta, pues un banco malo de nueva creación”.
Las pérdidas, a efectos de Bruselas, no se enjuagarían de golpe, “at front” en terminología inglesa, sino que se distribuiría año a año, en función de la devolución al FROB del préstamo por parte de las entidades financieras.
La financiación se haría mediante la emisión de deuda por parte del Tesoro español con Euroavales del fondo de estabilidad, aunque tal como el propio Aristóbulo reconoce “se desconoce cómo funcionará finalmente.”