Cualquier corresponsal extranjero que hubiera escuchado este lunes el primer discurso de Rubalcaba como líder provisional del PSOE saldría del Congreso de los Diputados con la impresión de que Mariano Rajoy lleva un año en el Gobierno. Las principales iniciativas que el líder del PP anunció por la mañana como eje de su futura política económica han sido criticadas por Rubalcaba como si ya se hubieran puesto en práctica. Un cálculo apresurado del dirigente socialista le lleva a la conclusión de que Rajoy ha comprometido 10.000 millones en deducciones fiscales, sobre todo procedentes de Sociedades, lo que le ha conducido a cuestionar que el cumplimiento del objetivo de déficit para 2012, el 4,4% del PIB, sea realmente una prioridad para el PP.
Rubalcaba tampoco entiende las razones por las cuales Rajoy se atreve a anticipar estas rebajas fiscales y, en cambio, no concreta el ajuste que incluirá en los Presupuestos de del año que viene. Tampoco comprende porqué con los miles de folios que le ha elaborado el Gobierno en funciones durante el traspaso de poderes, el equipo económico del PP no es capaz de elaborar sus primeras previsiones sobre ingresos y gastos para el próximo año…Dudas y más dudas, orientadas a desgastar a Rajoy antes, incluso, de que haya tomado posesión.
En realidad, Rubalcaba ha estrenado hoy lo que un veterano diputado de su grupo define como “la oposición de la mosca cojonera”. Y lo ha hecho desde el minuto cero de la legislatura, cuando ésta ni siquiera ha arrancado, intentando ganar así ventaja en el tablero de ajedrez que se desplegará formalmente en la primera semana de febrero, cuando comience el 38º Congreso del PSOE. La que puede ser su principal contrincante en la carrera por la secretaría general, Carmen Chacón, ha aplaudido el discurso de Rubalcaba con evidentes señales de desgana en la cara. Sus movimientos de verdad se iniciarán después de Navidades.
Para el PP es, seguramente, una ventaja haber escuchado al candidato derrotado del PSOE en su primera intervención postelectoral porque ha dejado una huella clara en el cauce por el que transcurrirá la oposición en esta décima legislatura. “Las políticas de ajuste fiscal excesivas conducen al estrangulamiento económico y son incompatibles con el crecimiento”, ha avisado Rubalcaba. A partir de esta sentencia, es fácil adivinar la estrategia del PSOE en los ajustes que están por llegar, a lomos de una coyuntura en la que, en el corto plazo, el paro seguirá desbocado.
Otro eje de oposición desvelado por Rubalcaba pasa por un firme rechazo a la entrega de fondos públicos a los bancos y cajas en dificultades. ¡Como si el dinero del FROB no fuera público!, le ha contestado Rajoy.
Tercera señal para los meses venideros: el PSOE se opondrá a los ‘mini jobs’ que se jalean en la CEOE y en los deberes impuestos a España por el Banco Central Europeo. “En lugar de importar minijobs de Alemania, importe su política nuclear”, le ha dicho tan fresco Rubalcaba al próximo presidente del Gobierno.
Y por, último, como no podía ser menos, un gesto de mano tendida al diálogo. El PSOE está dispuesto a pactar con el nuevo Ejecutivo el encaje con Europa, la política de rentas y la reforma de las administraciones públicas. Pero la enorme desconfianza con la que los dos principales partidos comienzan esta legislatura, hace improbables estos entendimientos.