Esta vez no tiene que ver con un movimiento pacifista al uso, ni siquiera con una manifestación de luto, más bien al contrario. Entonces, ¿qué casualidad hizo que casi todas las damas del PP, al menos algunas de las más influyentes, vistieran ayer de negro durante el debate de investidura? Soraya Sáenz de Santamaría, Ana Mato, Ana Pastor, Fátima Báñez, Esperanza Aguirre… “Es el peso de la púrpura”, comenta un diputado del PP atento a los movimientos que se sucedieron en el perímetro inmediato de Mariano Rajoy y también al vestido color adviento que lucía María Dolores de Cospedal en la tribuna de invitados, siempre cercana a su marido, el empresario/ejecutivo Ignacio López del Hierro.
En la proximidad al escaño del próximo presidente del Gobierno, otra acotación curiosa: el asesoramiento tan cercano que le prestó durante todo el debate Álvaro Nadal y también la disciplina germana con la que el joven diputado respetó el protocolo. Sus notas de réplica a Rubalcaba no las pasó directamente a Rajoy, sentado delante de él, sino a Fátima Báñez. Y de ahí viajaron por los filtros de José Luis Ayllón y Alfonso Alonso hasta llegar a su destinatario. Si se cumplen las quinielas y Nadal es instalado por el líder del PP en la Oficina Económica de Moncloa, dejará de utilizar los intermediarios y de disimular su ascendiente.