La Operación Chamartín, la mayor de la historia de España en materia urbanística, lleva camino de convertirse en una especie de cuento de nunca acabar si no lo era ya. La aprobación del último trámite administrativo por parte del Ayuntamiento de Madrid, a comienzos del año que está a punto de terminar, hizo que se diera por hecho el arranque de las obras. Sin embargo, casi doce meses después aun resta bastante tiempo para que las máquinas comiencen a mover las tierras. Algunos de los trámites burocráticos dependen del nuevo Gobierno, inmerso en plena época de cambios, ajustes y reformas urgentes lo que hace que la Operación Chamartín quede en un muy segundo plano.
Estas circunstancias han hecho que las previsiones del Grupo San José, propietario de las tres cuartas partes de Desarrollos Urbanísticos Chamartín (DUCH), sociedad encargada del proyecto, hayan saltado por los aires. Tanto las más optimistas, a cargo de su consejero delegado, Miguel Zorita, como de la última memoria de la compañía cotizada, que hablaba del tramo final de 2011 como fecha prevista para el inicio de los trabajos.
La aprobación definitiva por parte del Ayuntamiento de Madrid del plan parcial de reforma interior del área de prolongación de la Castellana, en febrero de 2011, fue considerado por la mayoría como el último escollo administrativo para que la operación se pusiera en marcha, casi 20 años después de que Renfe convocara el concurso para la explotación de los terrenos que poseía en el entorno de la estación de Chamartín, ocupados por las vías. Sin embargo, la situación no es tal.
La operación aun depende de autorizaciones y trámites que pueden hacer que se demore mucho más en el tiempo. Y algunas de ellas dependen de decisiones que deberán ser tomadas en el consejo de ministros, de reciente composición y actualmente enfrascado en reformas de calado urgente para tratar de paliar los efectos de la crisis.
Una de ellas supone el trámite del traspaso de los terrenos, actualmente en propiedad de Adif, tras la escisión de la antigua Renfe decretada en 2004 en una operadora de transporte (Renfe Operadora) y el gestor de infraestructuras.
Cambios en los organigramas
A esto hay que añadir el movimiento en el organigrama del Ministerio de Fomento, que podría también conllevar cambios en las compañías públicas dependientes del departamento que ahora dirige Ana Pastor. Además, también debe llevarse a cabo el nuevo planeamiento de la zona, así como la reparcelación.
Por todo ello, nadie deberá esperar a las máquinas en los próximos meses. La situación penaliza por un lado tanto a San José como a BBVA, su socio en DUCH, aunque no todo se ve con malos ojos por la cuestión del retraso.
Uno de los elementos de la operación es la construcción de cerca de 17.000 viviendas en la zona, en un momento en el que el mercado residencial pasa por uno de sus peores momentos en la historia reciente como consecuencia de la crisis y la restricción del crédito por parte de las entidades financieras. Desde este punto de vista, el reloj corre a favor de los socios de DUCH.