El diálogo social bajo la égida de Mariano Rajoy culminó con éxito el miércoles, cuando los agentes sociales firmaron el resultado de un mes de arduas negociaciones, punto por punto, hasta llegar a diez acuerdos parciales. Salvada la negociación colectiva, quedan dos temas pendientes que Rajoy legislará –hoy o el viernes que viene- con toda seguridad: reducir el número de contratos y abaratar el despido.
Antes de que eso ocurra, los líderes sindicales, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, están reclamando al PP que acepte una mesa de diálogo tripartita (compuesta de Gobierno, patronal y sindicatos) para consensuar los puntos más calientes. La mesa trataría de paliar lo que las centrales consideran un error en toda regla: históricamente, las reformas no pactadas apenas han creado empleo.
Toxo y Méndez recalcan que el Gobierno ya ha hecho los deberes de cara a la reunión del Eurogrupo del lunes, la cumbre bautismal de Rajoy. Pero éste insiste: a esos diez puntos les faltan una o dos patas, los contratos y los despidos. Por eso, las centrales consideran que, para no empeorar la coyuntura actual, lo mejor sería sentarse de nuevo a negociar.
"Decían que no nos pondríamos de acuerdo en reformar la estructura de los convenios colectivos y lo hemos hecho en muy poco tiempo", confiesa un dirigente. Los agentes sociales también sacaron adelante un acuerdo espinoso: inicialmente, la CEOE propuso la congelación salarial durante dos años, pero finalmente se pactó una evolución moderada de los mismos.
Respaldo de Merkel
Se desconoce cuál de esos puntos -contratos, despidos- tocará el presidente, pero sí se sabe que tiene intención de hacerlo. Una muestra: ayer, de viaje a Berlín, Angela Merkel respaldó la inminente reforma laboral española porque, dijo la canciller, reducirá el paro juvenil, creará empleo y recortará el déficit. Una afirmación que no comparten CCOO y UGT, que tratan de evitar una medida unilateral como sea.
La CEOE no opina exactamente igual. El vicepresidente de la patronal y presidente de CEIM, Arturo Fernández, se declaró a principios de enero “pesimista” sobre un acuerdo con los sindicatos y pidió al Ejecutivo que legislase “sin paños calientes” una reforma laboral. Y el miércoles los periodistas preguntaron varias veces a los líderes de CEOE y Cepyme, Juan Rosell y Jesús Terciado, si creían que dicha reforma es necesaria tras los diez puntos acordados. No respondieron.