España

José Blanco dejará el escaño en cuanto se despeje su situación en el Tribunal Supremo

 Rubalcaba y su equipo de confianza acaban de repartirse las portavocías parlamentarias con algún pequeño gesto de integración al ala chaconista: han contado con Cristina Narbona para el área de cambio climático. En cambio, no le han dado nada al ex ministro de Fomento José Blanco. Sentado en su escaño inmediatamente detrás de Rubalcaba, todos saben que es un cadáver político.

 Rubalcaba y su equipo de confianza acaban de repartirse las portavocías parlamentarias con algún pequeño gesto de integración al ala chaconista: han contado con Cristina Narbona para el área de cambio climático. En cambio, no le han dado nada al ex ministro de Fomento José Blanco. Sentado en su escaño inmediatamente detrás de Rubalcaba, todos saben que es un cadáver político. Él también es consciente de ello y por eso ha optado por no asumir responsabilidad alguna hasta que el Tribunal Supremo diga la última palabra sobre el ‘caso Campeón’. Su decisión de dejar el escaño ya está tomada y lo que comenta es que está deseando pasar a la empresa privada una vez mejore su inglés y haga un curso de alta dirección.

Rubalcaba le ha dicho a Blanco que gestione los tiempos a su conveniencia. Le debe muchos favores, el último derivado del papel que el ex ‘número dos’ socialista tuvo en el 38º Congreso federal a la hora de inclinar votos decisivos de algunas federaciones a favor del actual secretario general. Obtuvo de forma casi inmediata su recompensa pues esta ayuda llevó a Rubalcaba a aupar hasta la ejecutiva federal a diputados criados en los brazos de Blanco. El nombre de Oscar López, responsable de Organización, es el más significativo de todos. Y también el que más tarea tiene por delante porque, en opinión de buena parte de los diputados socialistas, “Blanco ha dejado el partido hecho unos zorros”, con las principales federaciones partidas por la mitad.

El próximo abandono de Blanco del escaño está rodeado también de alguna miseria humana. Los mismos diputados que hasta hace unos meses le profesaban cierto respeto e intercambiaban con él impresiones en los pasillos del Congreso, ahora le rehúyen como si fuera un apestado. Y es que aún se desconoce como acabará el ‘caso Campeón’ en su excursión por los tribunales. Blanco, acusado por el empresario Jorge Dorribo de haber cobrado comisiones a través de dos empresas en su etapa como titular de Fomento, prestó declaración en el Supremo a finales de enero y el próximo martes le tocará el turno al propio Dorribo. Un día después, será interrogado el primo del ex ministro, Manuel Bran, acusado por el propietario de la empresa Nupel de actuar como intermediario en el cobro de estas comisiones. La Audiencia de Lugo, donde se tramitan las causas de estos implicados en el ‘caso Campeón, ha dispuesto que el secreto del sumario no se prolongue más allá del 3 de marzo.

Mantener a Blanco como diputado si su situación procesal se complica es un lujo que no se puede permitir Rubalcaba, se afirma en el equipo de éste último. Sobre todo, porque tal muestra de generosidad implicaría echar por tierra la imagen de renovación que aspira a proyectar el nuevo secretario general. Si Rubalcaba no le presiona para que entregue el acta de diputado, la última palabra la tendrá Blanco, que tendrá que elegir entre someter a su partido por el calvario del suplicatorio o hacer mutis por el foro y renunciar al blindaje que le ofrece su inmunidad como parlamentario en activo.

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