El Tesoro colocó ayer 2.500 millones de euros en letras a tres y seis meses. España logró ayer el máximo previsto con tipos muy bajos, por debajo del 1%, con una fuerte demanda de casi seis veces la oferta. Pero el diablo se esconde tras los detalles, y lo que para unos supone una buena noticia, para otros no lo es tanto. Así, algunos analistas afirmaban ayer que el gran apetito por títulos soberanos se debe a que los bancos españoles –a su juicio, los principales compradores– prefieren comprar al Estado antes que dar créditos a familias y empresas.
La compra, en opinión de los expertos, se explica porque el mercado interbancario está completamente cerrado. Además, se da la paradoja de que en esta ocasión, los bancos –que han tomado prestado al 1% del BCE, acabaron comprando letras del Tesoro a tipos más bajos.
La mayor parte de las entidades de crédito, salvo las grandes como Santander o BBVA, son bancos zombies, advertían ayer fuentes del sector. Tras la descomunal inyección de liquidez de noviembre del Banco Central Europeo (BCE), los bancos han venido empleado el dinero prestado por la entidad al 1% para tres cosas. La primera de ellas, para obtener la tan necesaria liquidez. La segunda, para refinanciar sus deudas, ya que las entidades de crédito presentan mucho pasivo en sus balances. Y en último lugar, para financiar al Tesoro.
La nota positiva se la llevó el Tesoro. En lo que va de año, España ha logrado emitir ya más de 33.000 millones de euros. Esto es, ha cubierto casi el 40% de su necesidad de financiación para este año, que se eleva a 86.000 millones.
A Grecia ya no la cree nadie
Esta subasta del Tesoro ha sido la primera después de que el Eurogrupo diera el visto bueno para un segundo rescate a Grecia. Otra noticia aparentemente positiva, pero que no acaba de convencer a los mercados. Ayer, fuentes del sector mostraban su inquietud sobre algunos puntos de las condiciones de la ayuda de 130.000 millones al país heleno. Algunos analistas llegaban a tildar el acuerdo como de “tirar el dinero a la basura”.
Con acuerdo o sin él, la falta credibilidad continúa siendo el talón de Aquiles de Grecia. Las próximas elecciones de abril despiertan los recelos: las encuestas hacen dudar a los expertos de que el país heleno logre un Gobierno estable y capaz de acometer el plan impuesto por la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional).
Los compromisos logrados basados en una evolución “demasiado optimista” de la economía griega han sido la razón del tibio optimismo. La troika estima una contracción del PIB del 1% para la economía griega en 2013. Un pronóstico que se queda muy corto, a juzgar por las nulas perspectivas de crecimiento del país heleno.