Las Vegas Sands, el gigante que combina juego, apuestas y hostelería y que pretende instalarse en España como primer destino de su expansión por Europa, ha dejado en los últimos años un rastro plagado de incidencias que han terminado en los tribunales. Y los denunciantes son, al tiempo, de lo más variado y de lo más selecto: desde los organismos supervisores de los mercados de EEUU y Hong Kong, hasta inversores institucionales como el fondo de pensiones de la Policía de Louisiana, pasando por demandas de particulares.
Casi todos los procesos abiertos tienen una característica en común: la acusación de falsedad en los datos proporcionados en su momento por la compañía que, además, es un paradigma de la más salvaje especulación bursátil. Como prueba, en tan sólo dos años sus títulos perdieron un 98,5% al pasar de cotizar por encima de 144 dólares por acción a estar a punto de perder la referencia de un dólar (momento en el que la Bolsa de Nueva York hubiera iniciado los trámites para excluirla del parqué).
Y en apenas año y medio, las acciones de Las Vegas Sands han repuntado cerca de un 3.000%, sobre todo gracias al proyecto de instalación de un auténtico paraíso del juego y el tiempo libre en Macao (antigua colonia portuguesa dependiente ahora de Hong Kong), algunos de cuyos aspectos también se dirimen actualmente en los tribunales.
El presidente y consejero delegado de la compañía, Shelton Adelson, ha pasado de estar prácticamente en la ruina a ocupar el puesto número 16 en la lista de las mayores fortunas del mundo, elaborada anualmente por la revista Forbes, por encima de nombres como el cofundador de Microsoft Paul Allen y de Sergei Brin y Larry Page, creadores de Google.
Un fenómeno especulativo
El fenómeno, que recuerda a casos vividos en España como la tecnológica Terra y más recientemente el ejemplo de la inmobiliaria Astroc y su fundador, Enrique Bañuelos (con subidas superiores al 1.000% en nueve meses y aparición del empresario valenciano en puestos de privilegio en la lista de Forbes incluidas), está además aderezado por la denuncia de la SEC, que acusa a Las Vegas Sands de no haber cumplimentado la documentación necesaria para operar en el extranjero, con motivo de su expansión por Asia, en concreto en un apartado relacionado con las prácticas anti corrupción.
Las pesquisas de la SEC han sido reforzadas por las del Departamento de Justicia de EEUU que, por su cuenta, ha iniciado una investigación contra la empresa de Adelson en este mismo sentido.
Mientras, la Comisión de Valores y Futuros de Hong Kong (SEHK, por sus siglas en inglés, la CNMV de la excolonia británica) también ha denunciado a Las Vegas Sands por no realizar una serie de provisiones necesarias para cotizar en el segundo mercado bursátil asiático tras la Bolsa de Tokio. Unas cantidades que, obviamente, han ido a parar a reforzar los beneficios con los que Las Vegas Sands ha vuelto a ganarse el favor de los inversores.
A otros no les ha dejado tan contentos. Entre los accionistas a los que generó un notable agujero con su desplome destaca el fondo de pensiones de la Policía de Louisiana, uno de los institucionales con más poder en EEUU por volumen de activos bajo gestión, que acusa a los miembros del consejo de administración de la compañía de gestión desleal y negligencia a la hora de poner en marcha los mecanismos de control de riesgos necesarios para evitar un desplome como el que sufrieron los títulos de Las Vegas Sands y por ende sus accionistas.
Decenas de particulares, algunos de ellos unidos bajo un proceso común, iniciaron acciones legales contra la empresa cotizada por motivos muy similares y también con la acusación de difundir información falsa acerca de los estados contables de la compañía a través de instrumentos como notificaciones al mercado, notas de prensa y conferencias con analistas.
La última falsedad
En el último informe de resultados remitido a la SEC, que data de noviembre de 2011, Las Vegas Sands no es especialmente fiel a la verdad en lo concerniente a sus proyectos en el exterior. Concretamente, la empresa aseguró que había dejado en suspenso sus planes de expansión hasta que no mejoraran sustancialmente las condiciones económicas, para centrarse en desarrollar los que había iniciado. Dos mes después, se obró el milagro y Adelson se presentó en España, supuestamente para quedarse.
Hace unos días, ya se reunió con el presidente de la Generalitat catalana, Artur Mas, para presentarle el proyecto EuroVegas, cuyo emplazamiento se disputan actualmente Cataluña y Madrid. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, dijo haber tenido varias sesiones de trabajo con Adelson para tratar de que la Administración que gobierna sea la receptora de un proyecto del que se asegura que podría crear hasta 200.000 nuevos puestos de trabajo.
Una operación que, a la vista de lo acontecido estos meses con Las Vegas Sands, no deja de entrañar algunos riesgos.