La fábrica, cerrada, el comercio, abierto. En espera de las manifestaciones de esta tarde, que servirán para calibrar los apoyos a la convocatoria, las huelgas generales conceden pocas sorpresas: CC OO y UGT hablan de seguimiento “masivo” –entre el 75% y el 80%, dicen- y el Gobierno, sin dar cifras, de participación “inferior” a la de septiembre de 2010.
Cualquier ciudadano, profese la ideología que profese, sabe que para acertar tiene que flotar entre las cifras de las centrales y el Ejecutivo. Probablemente, el desgaste que provoca ya una crisis tan larga entre la sociedad y, no hay que olvidarlo, el hecho de que el PSOE de los titubeos (estamos-con-los-sindicatos-pero-vamos-a-trabajar) esté en la oposición, hayan enardecido más los ánimos desde la última huelga y engordado tibiamente la participación.
Comercios abiertos
Si usted vive en un barrio urbanita no céntrico, acuda a un comercio: estará abierto. En cambio, si vive usted cerca del litoral viaje hasta uno de los 28 puertos nacionales: lo encontrará cerrado. Ahora camine hasta una tienda del centro de la ciudad: abierta, o con las persianas entornadas. Y ahora vaya a un polígono industrial.
Los 14 millones de asalariados han tomado caminos dispares según el sector en que laboren. Por eso, cada convocatoria repetimos, cual mantra candoroso, que la huelga ha sido desigual. Lo seguiremos haciendo aunque España sea la nueva Grecia y llevemos 14 huelgas.
Entretanto, Rajoy, que aceptará pocos retoques a su reforma laboral, no debería preocuparse tanto por los paros como por el día después de éstos, cuando toque votar, como le ha ocurrido en Andalucía y Asturias, el primer revés electoral popular en muchos años. El PSOE, que busca un ideario con un líder que estuvo en todas las de Zapatero, podía abaratar el despido y ser la referencia de la izquierda social, pero ahora está en la oposición. Esta noche se conocerá un primer balance de la huelga, mañana Presupuestos Generales. ¿Semana Horribilis para Mariano?