Los hermanos españoles López Tardón, Álvaro y Artemio, nadaban en la abundancia. O, mejor dicho, pisaban sobre ella. Cuando el pasado 14 de julio la Policía detuvo a ambos dentro de la Operación Edén como presuntos cabecillas de una red de tráfico de drogas y blanqueo de capitales, los agentes encontraron en el chalé de Madrid donde vivía el segundo de ellos cerca de 25 millones de euros en billetes de 50, 100 y 200 euros ocultos en dos zulos. Una narcotesoro que, como han sabido después los investigadores tras analizar la documentación que se les incautó, no estaba completo. Desde entonces, los agentes buscan un tercer escondrijo en el que los hermanos aún guardarían 10 millones de euros más.
Y no es el único. El Juzgado de Instrucción número 32 de Madrid, que instruye el sumario por esta operación, autorizó el pasado mes de febrero el registro con georadares y durante dos días de la vivienda que ocupaba en la localidad madrileña de Boadilla del Monte otro de los presuntos cabecillas detenidos en aquella operación, el empresario colombiano Laurentino Sánchez, en busca de "huecos ocultos en el subsuelo o en paredes y techos" donde pudiera ocultar billetes. Lo hizo después de que un testigo asegurase ante la Policía y el juez que éste menajeaba grandes cantidades de efectivo para atender sus negocios de ocio nocturno, pese a lo cual cuando fue detenido se le intervinieron "nulas cantidades de dinero en metálico". Tras registrar en profundidad la vivienda, el trastero, los patios, el jardín y el garaje, la búsqueda terminó el 18 de febrero sin éxito, según fuentes policiales. La Policía halló dos de los tres zulos cuya existencia destapó una nota.
Documentos contables
La existencia del primero de los zulos aún no descubierto aparece recogido en un extenso informe elaborado por la Brigada de Blanqueo de Capitales de la Policía fechado el pasado 16 de enero en el que se analiza la trama de blanqueo presuntamente creada por los hermanos López Tardón, jefes de los Miami, la banda que a finales de los 90 monopolizó el negocio de los matones y el tráfico de drogas en los locales de ocio de Madrid. El documento policial, al que ha tenido acceso Vozpópuli, detalla que la pista sobre su existencia se encontró en los documentos manuscritos incautados a Artemio en los que se recogían detalles contables de los movimientos de dinero. Unos, en el propio chalé donde se le detuvo y donde se hallaron los otros dos zulos con 25 millones de euros, en el número 157 de la Avenida de las Azaleas, de Madrid. Otros, en el despacho que tenía en uno de los concesionarios utilizados presuntamente por la trama para blanquear el dinero de la droga con la compra venta de vehículos de lujo.
Uno de los zulos estaba bajo la cama del detenido, sellado por una capa de 20 centímetros de hormigón y el suelo de losetas
En uno de estos documentos, que la Policía cataloga en el informe como el "balance de situación del dinero negro" de la organización, apareció una relación de anotaciones de dinero junto a las denominaciones "A1, A2 y A3". Los agentes han podido constatar que con dicha nomenclatura los López Terrón se referían a los zulos donde atesoraban enormes cantidades de dinero. Dos de ellos, los bautizados como "A1" y "A3", fueron localizados en el registro del chalé que siguió a las detenciones. En el primero, los agentes hallaron 18.875.000 euros, una cifra casi idéntica a la que reflejaban las anotaciones de Artemio, y que era de 19 millones de euros. Este zulo estaba situado bajo su propia cama y sellado con una capa de 20 centímetros de hormigón y un suelo de losetas. El Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT) de la Policía empleó 16 horas y una cámara térmica para localizar el escondrijo.
El zulo denominado en el documento como "A3" era, sin embargo, mucho más accesible y, también, mucho más pobre. Se encontraba en un cuarto próximo al ascensor de la vivienda y estaba camuflado por un simple tabique de escasa anchura. En él, se encontraron máquinas de contar los billetes y envasarlos al vacío, así como una cantidad próxima a los 4.900.000 euros. En la anotación referida al mismo, Artemio había escrito una cifra superior: 5.354.000 euros. Los investigadores creen que la cantidad que falta era la que se encontró en el falso techo del garaje, dentro de un tubo para transportar planos, y en un recipiente hallado en medio de la ropa sucia.
Destino: su blanqueo
"En ambos casos –se puede leer en el informe policial– probablemente con el tiempo hubieran finalizados almacenados en el ‘A3’. Por tanto, es previsible que éste fuera utilizado a forma de depósito a corto plazo que una vez fuera conteniendo un capital suficiente, sería gradualmente utilizado para ir blanqueando su contenido". Sin embargo, el zulo que no ha aparecido hasta la fecha es el que en el documento manuscrito de Artemio se reseña con la denominación "A2". "Hasta la fecha no se ha podido averiguar dónde se encuentra", reconoce la Policía en el informe, en el que también cuantifica el dinero que podía contener: 10 millones de euros.
El hallazgo de máquinas contadoras de billetes, uno de los indicios esgrimidos por la juez para ordenar la búsqueda
Menos detalles hay, incluso, sobre la supuesta existencia del zulo del otro presunto cabecilla de la red. El auto judicial que autorizó a la Policía su búsqueda lleva fecha del 16 de febrero de 2019, nada menos que 13 meses después de la detención de Laurentino Sánchez. En él, la magistrada se apoyaba en "las circunstancias evidencias en la investigación" para permitir la actuación policial. Éstas no eran otras que el hallazgo de máquinas contadoras de billetes en un restaurante y la sede social de una empresa, ambos controlados supuestamente por Laurentino Sánchez a través de terceras personas, así como la constancia de que éste hacía frente al pago de importantes cantidades de dinero en metálico pese a que en el momento de su detención no tenía ni en su domicilio ni en sus empresas efectivo. Semanas después de aquel frustrado registro, el juez puso en libertad bajo fianza a Laurentino Sánchez, que sigue imputado en la causa. La Policía aún cree que oculta un narcotesoro como los hermanos López Tardón.