La preocupación económica es "la última de las preocupaciones", afirman oficialmente las empresas que pujan por construir la línea Río de Janeiro-Sao Paulo-Campinhas en Brasil, el mayor contrato de la historia de la alta velocidad. Pero oficiosamente fuentes de ese consorcio sí admiten que el primer accidente mortal de la alta velocidad en España llega en un momento "muy delicado" porque apenas falta un mes para que se adjudique una obra de 12.500 millones de euros. La imagen de un descarrilamiento en los informativos de todo el globo puede ser la última preocupación, pero es la que más ceros suma.
El accidente se produce justo en una situación compleja, ya que el plazo para la presentación de ofertas concluye el próximo 16 de agosto, después de que Madrid pidiera, sin éxito, una prórroga
Las fuentes de ese consorcio consultadas por Vozpópuli, aseguran que entre las grandes bazas españolas de cara a la concesión el próximo día 19 de septiembre estaba, precisamente, su seguridad, fruto de lo que describen como "un sistema de gestión integral ya muy rodado" y que integran once firmas especializadas en distintas áreas, frente a las propuestas integrales que hacen Siemens o Alstom desde otros países. Entre esas once firmas, dos empresas públicas --Renfe y Adif-- suman el 48,4% del capital. En ese consorcio se integran la también pública Ineco, cinco empresas privadas españolas --Talgo, Cobra, Indra, Elecnor y Abengoa-- y tres filiales internacionales --Dimetronic (Siemens), Bombardier y Thales--.
El consorcio español ha sido declarado como favorito por sus competidores de cara a la adjudicación pero las dudas sobre si ha sido sólo un fallo humano el que ha provocado el accidente de Santiago de Compostela o si ha habido, además, problemas técnicos pueden tener un coste de imagen. La erosión de esa imagen la pueden causar ahora las dos inspecciones que el juez y la comisión de accidentes de Fomento deben realizar. A esta situación se une que el consorcio trabaja ahora mismo a contrarreloj en la elaboración de una oferta competitiva, ya que las autoridades cariocas han denegado a España una prórroga de un mes solicitada al respecto. Así, el plazo de presentación de oferta finalizará el próximo 16 de agosto, apenas dos meses y medio después de la constitución del grupo empresarial que apadrina Fomento. A España le queda aún la baza de ser la ganadora en 2011 de la licitación para la línea La Meca-Medina, el conocido como AVE del desierto. Una victoria de 6.700 millones de euros, o lo que es lo mismo, el mayor contrato internacional de su historia tras derrotar a los franceses Alstom-SNCF.
El consorcio español ha sido declarado como favorito por sus competidores pero las dudas sobre si ha sido sólo un fallo humano el que ha provocado el accidente de Santiago o si ha habido, además, problemas técnicos pueden tener un coste de imagen
En la carrera compiten, además de España, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón, China y Corea. Tal y como informó este diario el pasado 17 de julio, la opción francesa se sitúa ahora en cabeza, según confiesan con la boca pequeña miembros del consorcio español. Lo achacan especialemnte a un cambio reciente en el pliego de condiciones del concurso que beneficia a París y desplaza a Japón. No obstante, fuentes del consorcio también cuentan con que habrá candidaturas que finalmente no presenten ofertas. Dicha modificación en las condiciones del contrato tiene que ver con la supresión de la previsión del coste de la infraestructura, trámite que beneficiaba a la oferta nipona. La apertura de sobres se espera para el 19 de septiembre y la firma del acuerdo se produciría a finales de febrero de 2014. Para esa fecha, Brasil quiere que los trenes estén ya probados.
Desde la Asociación Ferroviaria Española (Mafex), entidad colaboradora de la Secretaría de Estado de Turismo y Comercio, adscrita al Ministerio de Industria, evitaron ayer hacer alguna previsión sobre si las ventas del sector en el exterior se van a resentir tras el trágico accidente del tren Alvia 01455 Madrid-Ferrol, siniestrado en un trayecto que, en realidad, pertenece al trazado del AVE Ourense-Santiago. En Mafex, dedicada al apoyo de 73 empresas en sus acciones de promoción exterior, así como a la defensa de los intereses generales de las mismas, aún esperan a que se esclarezcan los hechos que provocaron una de las peores tragedias ferroviarias de la historia de España. Su director general, Pedro Fortea, con el que se puso en contacto Vózpopuli, reconoció estar “conmocionado” ante lo sucedido y no haber podido entrar aún a analizar las previsibles repercusiones en el sector, porque “ahora es lo que menos nos preocupa”. “En estos momentos, lo primero es estar con las víctimas y darles el pésame”, reiteró. Las empresas de Mafex facturaron el año pasado más de 2.000 millones de euros en exportaciones ferroviarias.
Un "escaparate" al mundo
Asimismo, Fortea manifestó que desde la Asociación Ferroviaria Española, al no tener capacidad operativa y acceso de primera mano a las investigaciones, como Fomento, Renfe o Adif, “estamos muy atentos a ver qué ha podido fallar”. En este sentido, el director general de Mafex reconoció que todavía no tenía fundados indicios de si el siniestro había sido consecuencia de “una cadena de errores o un fallo humano”. Hace tan sólo unos días, con anterioridad al accidente en Angrois, el propio Fortea aventuraba éxito para el consorcio español en la operación del AVE de Brasil. “Un contrato así te pone en un escaparate", comentaba a la agencia AFP. "Es una ayuda a la hora de hacerse conocer más en muchos sitios: te sitúa como un país de referencia en el sector", añadía.
El tren de alta velocidad Río de Janeiro-Sao Paulo-Campinhas será el primero de América Latina. Con una longitud de 511 kilómetros (de los cuales 92 kilómetros discurren en túneles y 107 en puentes y viaductos) unirá las dos ciudades más pobladas de Brasil dando servicio a un corredor que aglutina al 20% de la población brasileña, unos 40 millones de personas, según Fomento. Transportará una media de 160.000 viajeros al día, 10 veces más que el Madrid-Barcelona y con una velocidad de 350 kilómetros/hora, están previstas paradas en tres aeropuertos internacionales (Río de Janeiro, Sao Paulo y Campinhas). Una oportunidad de oro.