Ya hay fecha para que nos quitemos las mascarillas, y, por tanto, fecha de caducidad para la pandemia de covid. A partir del 20 de abril, no será obligatorio llevarlas más que en el transporte público y el ámbito sociosanitario. Escribimos el capítulo final de la pandemia con una asignatura pendiente: la recolección de datos sobre contagios por coronavirus y del número de fallecidos por este patógeno. Para lo primero, siempre faltaron medios y manos. Para lo segundo, la incapacidad de los 17 'reinos taifas' de establecer un criterio común.
Vozpópuli sigue desvelando las actas de la Comisión de Salud Pública y ha encontrado el momento donde la contabilidad de casos empezó a desviarse. Tuvo lugar el 25 de junio de 2020, cuando lo peor de la primera ola ya había pasado. En aquel entonces, España contaba con una incidencia de 14 casos por 100.000 habitantes. Según se recoge en el acta de aquel día, todos los directores generales de Salud Pública de las comunidades autónomas solicitaron al unísono al Ministerio de Sanidad dejar de publicar datos los fines de semana.
Se indica de la siguiente manera: "Todas las comunidades autónomas solicitan dejar de informar de los casos los fines de semana por descanso de los técnicos, quienes han venido trabajando, diariamente, desde el inicio de la pandemia". En aquellos momentos, el Ministerio de Sanidad se mostró reacio a la medida, respondiendo: "Se estudiará la solicitud, aunque, de momento, se mantiene la necesidad de recibir estos datos diariamente".
Solo una semana después, la directora general de Salud Pública del Ministerio, Pilar Aparicio, transmitió a las comunidades autónomas que ya se había trasladado su petición al ministro Salvador Illa. Desde entonces, se dejaron de publicar datos sobre contagios y fallecidos por covid los fines de semana.
Si bien es cierto que estos técnicos acumulaban muchísimas horas de trabajo, al final se optó por eliminar los informes los fines de semana en lugar de reforzar los equipos de Salud Pública, claramente insuficientes hasta el momento. De hecho, los datos de la primera ola registrados por los sistemas de vigilancia epidemiológica estuvieron muy lejos de lo ocurrido realmente, como demostraría el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Voces de sociedades científicas de prestigio en el ámbito de la Epidemiología solicitaron ya en aquel momento reclutar a enfermeras (mucho más abundantes que los médicos) para darles una formación específica en vigilancia epidemiológica y reforzar los equipos de rastreo. Esta propuesta solo fue recogida por algunas comunidades autónomas, como Cataluña y Andalucía.
Se optó por dejar de recoger datos los fines de semana y los festivos a cambio de unos resultados de peor calidad y desfasados. Desde que una persona infectada por coronavirus fallecía en el hospital hasta que su muerte figuraba en el informe covid diario del Ministerio de Sanidad podían pasar semanas. Durante la ola de covid que golpeó España en las Navidades de 2021, profesionales de la Sociedad Española de Medicina Preventiva (Sempspg) expusieron la necesidad de trabajar durante el fin de semana. "En una situación de alerta como ahora, los sistemas de vigilancia epidemiológica deberían trabajar sin descanso a todos los niveles", manifestaron entonces.
Cifras infladas o con retraso
Hemos pasado por seis olas de coronavirus con mayor y menor gravedad, pero en ninguna hemos tenido una foto fiable y a tiempo de lo que estaba ocurriendo. Cada lunes, los informes del Ministerio apuntaban apenas unos pocos contagios, mientras que el martes llegaban de golpe cientos notificados el fin de semana.
Con los fallecidos, la situación ha sido más preocupante. Como ya denunció este periódico, hasta 8 comunidades autónomas han inflado en la sexta ola la cifra de fallecidos por coronavirus al contabilizar también a los muertos por otra causa pero con prueba diagnóstica positiva. A ello hay que sumar que muchas comunidades trasladan con retraso sus cifras de fallecidos, lo que provocaba un desfase de cientos de muertos en los informes de la sexta ola.