La medida del Gobierno de rebajar o suprimir el IVA en productos de primera necesidad, implementando el IVA súper reducido, fue aprobada en 2023 como parte de una respuesta a la escalada de precios ocasionada por la inflación, agravada por la guerra en Ucrania y Oriente Medio.
Su objetivo principal era paliar el impacto del alza de los precios en los hogares, que vieron cómo productos básicos alcanzaban precios inasequibles.
Aunque la rebaja fiscal estaba inicialmente prevista para durar seis meses, la creciente inflación llevó al Gobierno a prorrogar la medida en dos ocasiones, la última de ellas hasta el 30 de septiembre de 2024.
Sin embargo, el Real Decreto-ley 4/2024, aprobado el 26 de junio, marca el fin de estas ayudas fiscales, lo que conllevará un aumento de precios en supermercados de todo el país a partir del próximo mes.
Los alimentos afectados por el fin del IVA súper reducido
A partir del 1 de octubre, los productos que hasta ahora estaban exentos de IVA o con un tipo reducido reducido volverán a estar gravados. Entre los alimentos que se verán más afectados por esta medida se encuentran algunos de los más consumidos en los hogares españoles:
- Aceite de oliva: el IVA pasa del 0% al 2%, un cambio que afectará de manera significativa a este producto, cuyo precio ya estaba en constante aumento debido a la escasez en la producción y las condiciones climáticas adversas.
- Leche: en todas sus variedades, ya sea pasteurizada, desnatada o en polvo, volverá a tributar al 2% después de haber disfrutado de una exención total.
- Pan: el pan común, así como sus versiones congeladas, también verá su IVA aumentar al 2%.
- Huevos y queso: estos productos pasarán igualmente del 0% al 2% de IVA.
- Frutas, verduras y legumbres: otros alimentos esenciales que se verán afectados con un nuevo gravamen del 2%, lo que impactará en la dieta básica de los españoles.
Además, otros productos que gozaban de una tasa reducida del 5%, como la pasta o los aceites de semillas, experimentarán una subida hasta el 7,5%, lo que incrementará notablemente el coste de la compra diaria.
El impacto económico de la medida
La eliminación de la rebaja del IVA supone no solo un golpe directo al bolsillo de los consumidores, sino que también tiene importantes implicaciones para la economía en general.
La decisión de aplicar el IVA normalizado a estos alimentos responde, en parte, a la necesidad de revertir las políticas extraordinarias adoptadas durante los últimos años para frenar la inflación.
El Gobierno ha estimado que el fin de esta medida de apoyo a las familias permitirá recuperar más de 440 millones de euros en recaudación, que se suman a los 1.700 millones que se dejaron de ingresar durante 2023 debido a esta política.
No obstante, los expertos advierten que el fin de esta medida también puede causar un repunte de la inflación alimentaria, que podría aumentar hasta un punto porcentual adicional, según el informe elaborado por PWC para la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (Aecoc).
Consecuencias para los consumidores
La eliminación del IVA reducido coincide, paradójicamente, con la mayor caída de precios de la cesta de la compra en un solo mes desde que se aplicó la medida. En septiembre, el ticket medio del supermercado cayó un 3,26%, con descensos de hasta el 7% en Carrefour y apenas un 1,89% en supermercados como Mercadona.
Sin embargo, esta tendencia a la baja parece tener fecha de caducidad, ya que con la aplicación de los nuevos tipos impositivos se espera que los precios de los alimentos básicos vuelvan a subir, ejerciendo presión sobre los presupuestos familiares.
A pesar de que la rebaja del IVA había logrado contener parcialmente la inflación de los alimentos, no ha sido suficiente para revertir completamente la tendencia alcista.
Según el INE, la inflación alimentaria sigue siendo uno de los mayores desafíos económicos en España, y la finalización de esta medida puede empeorar la situación.
Perspectivas a futuro
Aunque se ha anunciado que algunos productos como el aceite de oliva mantendrán un tipo reducido del 4% a partir del 1 de enero de 2025, la reversión progresiva de las medidas anticrisis responde también a las directrices de la Comisión Europea, que aboga por el regreso a una política fiscal más equilibrada.
El objetivo es ir atenuando las medidas extraordinarias que los países miembros adoptaron para combatir los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania.