El Rey ha manifestado sentir "una gran pena" por la pérdida de Adolfo Suárez tras rendirle homenaje, acompañado por la Reina y la infanta Elena, en la capilla ardiente instalada en el Congreso, donde le ha impuesto a título póstumo el Collar de la Real Orden de Carlos III.
Don Juan Carlos ha dirigido estas palabras a los periodistas, en el patio del Congreso, tras permanecer casi media hora en el Salón de Pasos Perdidos de la Cámara Baja, donde se encuentra instalada la capilla ardiente con los restos mortales de Suárez, que permanecerá abierta 24 horas.
El Rey, que llegó a las 10.30 horas al Palacio de la Cortes junto a la Reina, se ha acercado sin su bastón al féretro desde el asiento que ocupaba en el Salón de Pasos Perdidos y ha depositado esta distinción, la máxima que se concede a propuesta del Gobierno, sobre un cojín, junto a otro donde se exhibe el Collar de la Orden del Toisón de Oro que en su día le concedió el Monarca. A continuación, ha hecho entrega de la caja con las insignias del Collar a los familiares del fallecido expresidente y se ha fundido en un emocionado abrazo con Adolfo Suárez Illana, a quien ha dirigido unas palabras de consuelo.
Ha dado también el pésame al otro hijo varón de Suárez, Javier, y a sus hermanas Sonsoles y Laura, a las que ha saludado afectuosamente con dos besos y con las que ha intercambiado algunas palabras, antes de saludar cariñosamente, también con dos besos, a los nietos del fallecido.
La Reina y la infanta Elena han dedicado igualmente palabras de afecto y de solidaridad a los hijos y nietos de Suárez y, antes de abandonar el Congreso en su vehículo oficial, los Reyes se han despedido del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, y de los presidentes de la Cámara Baja, Jesús Posada, y del Senado, Pío García Escudero.
Los Reyes y la infanta han acudido a la capilla ardiente en torno a las 10.30 horas y, tras entrar en el Salón de los Pasos Perdidos, los tres han rendido tributo al fallecido expresidente con leves inclinaciones de cabeza ante el féretro, momento en el que la Reina y doña Elena se han santiguado.
Horas más tarde llegaron a la capilla ardiente de los Príncipes de Asturias, procedentes de Bilbao, donde a mediodía presiden el funeral por el alcalde de la ciudad, Iñaki Azkuna, que se oficia en la catedral de la capital vizcaína.