La ejecución de obras faraónicas en tiempo récord como el soterramiento de la M-30, el afán por erigir instalaciones deportivas para albergar unos Juegos Olímpicos que nunca llegan, la remodelación de Serrano, la multiplicación de párquines (vacíos), el traslado del Ayuntamiento al oneroso Palacio de Cibeles… Alberto Ruiz-Gallardón legó a Ana Botella una bomba de relojería en forma de demandas de crédito a la banca para financiar proyectos colosales en la capital. Y los intereses de los préstamos suponen hoy un mal añadido al problema de la deuda capitalina, actualmente por encima de 6.500 millones de euros. Según los planes del equipo de Gobierno, la deuda caerá en torno a 5.900 millones de euros a finales de 2013, prácticamente lo mismo que se consignó para las obras de la M-30.
Pero ese esfuerzo municipal por devolver lo prestado tiene una carga penosa para los madrileños, reflejada en los presupuestos generales que se aprobaron el pasado viernes: los intereses de la deuda contraída se elevarán a 302 millones de euros en 2013, a los que hay que añadir otros 732,9 millones de amortización total de deuda más allá de ese horizonte. En otras palabras, Ana Botella pagará cada día del año que viene a la banca 827.397 euros en concepto de intereses. Impuestos como el IBI o la tasa de basuras van a parar directamente a las arcas de las entidades financieras.
Se da la paradoja de que la deuda disminuye pero la carga financiera no para de crecer desde la llegada de la crisis. Así, en 2008 el entonces alcalde Alberto Ruiz-Gallardón encaraba una deuda cercana a los 7.000 millones (en los ejercicios posteriores rondaría los 8.000 millones). Sin embargo, lo que el Ayuntamiento destinaba a pagar los intereses de los créditos solicitados se situaba por debajo de los 300 millones de euros, a razón de 750.000 euros diarios devueltos a la banca. Hoy la cifra no es mucho más alta, pero avanza inexorablemente hacia el millón de euros diarios.
Los intereses de deuda chocan con lo destinado a partidas como la inversión en infraestructuras, otrora la joya de la corona y ahora un departamento completamente amputado con tan solo 124 millones de euros asignados. Una cantidad que ha llevado al edil Jorge García Castaño (IU) a denunciar que cada madrileño pagará 323 euros por la deuda y recibirá 36 para sus servicios. PSOE y UPyD también denuncian las prioridades asumidas por el Consistorio a la hora de redactar los presupuestos, especialmente lesivos con los servicios públicos.