La muerte del soldado sevillano, Carlos León de 24 años, y del cabo Miguel Ángel Jiménez, de 34 en una práctica acuática en el cuartel militar de Cerro Muriano, ya tendría los primeros responsables. El Juzgado Togado Militar Territorial 21 de Sevilla señala en un auto como posibles responsables al capitán Zúñiga, a un teniente y a un sargento de la compañía de Cerro Muriano por un posible delito Contra la Eficacia del Servicio (dentro del Código Penal Militar). El tribunal considera que existiría una relación de causalidad entre la posible falta de medidas de seguridad adecuadas empleadas en el ejercicio del paso de curso de agua y las muertes del cabo Miguel Ángel Jiménez y el soldado Carlos León.
Refiere además la justicia militar que los hechos podrían ser constitutivos de un presunto delito "contra la eficacia en el servicio", recogido en el artículo 77 del Código Penal Militar por parte del director del ejercicio, el capitán de la unidad, así como los mandos que intervinieron y que debían velar por el correcto desarrollo del mismo. En concreto, un teniente jefe de sección y encargado de supervisar el ejercicio así como un sargento jefe del primer pelotón, al cargo de la supervisión de la prueba.
El auto judicial, recoge además que en atención a los últimos atestados policiales incorporados a la causa, concluye “que en el ejercicio del cruce de un cauce de agua por parte de la 1ª Sección de la Unidad de Formación de la que formaban parte los dos militares muertos, las medidas de seguridad empleadas en orden de la correcta realización del ejercicio programado, en principio no cumplieron con la función pretendida”.
Un testigo que estuvo en el agua asegura que fueron pocas muertes
Uno de los soldados que estuvo dentro del agua en Cerro Muriano y que también tuvo que ser rescatado, ha asegurado en el programa Vamos a Ver, que vieron con sus propios ojos como se ahogaba el Cabo, vieron como pedía ayuda pero no pudieron ayudarlo. Quién se lanzó a por él no pudo alcanzarlo, incluso buceó para sacar el cuerpo y no lo encontró y tuvo que volver porque "había más de 10 personas ahogándose".
Sobre la 'linea de vida' que no era más que una cuerda atada a dos árboles, "la línea de vida era una basura que se destensó y la tocábamos con los tobillos" .Este soldado ha asegurado que en principio la tenían a medio metro sobre sus cabezas, que cuando empezaron a agarrarse descendió y que luego, se soltó y la notaban en los tobillos, así que intentaron salir nadando hacia la orilla "Estábamos tan entumecidos del frío que no podíamos nadar y nos hundíamos". La conclusión, según asegura este testigo directo es que "fue una vergüenza, y suerte que sólo murieron dos personas".
Sobre la línea de vida y las mochilas
El juez togado militar explica que "la cuerda utilizada a tal efecto y al objeto de que los participantes en el ejercicio pudieran asirse a la misma para el caso de que fuera necesario, no reunía los requisitos para ello; así como tampoco lo hizo la mochila empleada al objeto de proporcionarles flotabilidad, pues resulta que muchas de las mismas no estaban convenientemente estanquerizadas y otras tenían un exceso de peso".
En este extremo, el auto judicial señala que muchas de las mochilas empleadas "no estaban convenientemente estanqueriadas y otras tenían un exceso de peso, presuntamente a consecuencia de que el teniente responsable, en días anteriores a los hechos, ordenara a los soldados de esta sección que portaran en su mochila de combate lo que parece ser una mina de instrucción de 3,5 kilos, que no fue retirada al momento de realizar el ejercicio; extremos ambos que pudieran motivar que la mochila como elemento de seguridad no se adaptara a ese fin".
El juez instructor del orden Militar concluye, "sin perjuicio de una posterior calificación que pudieran merecer los hechos investigados" que existe una relación de causalidad entre la posible falta de idoneidad de estas medidas de seguridad empleadas en el ejercicio con el resultado producido de los fallecimientos por ahogamiento.