Año nuevo y vida nueva no casan en Andalucía. El 1 de octubre arranca el año hidrológico y la comunidad entra en temporada con todas las alarmas encendidas. La Junta de Andalucía ha reactivado los comités de sequía que adoptarán, de manera consensuada, soluciones adaptadas a la situación de las distintas cuencas.
En estos momentos, la media de agua reservada ya es menor al 30% en algunas regiones como Almería, los embalses están al 8%. Por lo pronto, la Junta no prevé verse obligada a aplicar restricciones al consumo humano. Pide, sobre todo, al Ejecutivo central un esfuerzo adicional, "el Estado tiene que hacer las desaladoras que tanta falta nos hacen”, dice Ramón Fernández-Pacheco, consejero de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía.
Pacheco pide además que los de Sánchez arrimen el hombro para renegociar las políticas agrarias europeas de la PAC. En ella, Andalucía sale malparada por el nuevo marco presupuestario, afirmación que también comparten entidades agrarias como Asaja, que denuncia que el campo andaluz percibe 120 millones de euros menos cada año de la Comisión Europea.
La agricultura, destacan desde la Junta, necesita más apoyo si cabe en el contexto de sequía. Pacheco apela al Ejecutivo para que defienda los intereses andaluces, “una de cada tres perceptores de la PAC en España está en Andalucía”. Además, a nivel de peso económico regional, Andalucía alberga el mayor porcentaje agroalimentario, con el 20% de la industria agroalimentaria de España, “somos el motor agroalimentario de España, desde aquí alimentamos a más de 500 millones de europeos”, afirma Pacheco.
Soluciones a la sequía, soluciones a la despoblación
Pacheco pide al Estado agilidad a la hora de desarrollar las desaladoras ya pactadas con el Miteco, la de La Axarquía, en la provincia de Málaga, y de la del Bajo Almanzora I, en la provincia de Almería. Evita, eso sí, el tono de reproche, “el agua es una cuestión transversal, no podemos permitir que se convierta en un arma arrojadiza, política para distraer otros problemas”. Las previsiones de la Junta y el tono de entendimiento con el Miteco hacen previsible que las desaladoras están listas para los próximos diciembres (Almanzora) y febrero (Axarquía).
Los de Moreno Bonilla martillean desde hace años sobre la importancia que tienen las inversiones hídricas para que la agricultura sea competitiva y sostenible; pero, sobre todo, para evitar la despoblación. La Junta asegura haber comprometido 1.500 millones de euros para obra hídrica, a pesar de que estos desgloses no están contemplados en las ejecuciones finalistas de los Fondos de Recuperación Europeos.
La sequía que nunca se fue
La sequía desapareció de los medios de comunicación tras la lluviosa Semana Santa. Las precipitaciones del año hidrológico se concentraron prácticamente en diez días que inundaron de esperanza, pero que ya son lejanos. La sequía nunca se fue, “hemos asumido que esto es algo estructural y no coyuntural”, lamenta Pacheco, que asume que esta situación “alarmante” exige de una nueva postura política alejada de la confrontación. De hecho, el equipo de Medio Ambiente y Agua viene alabando, en un gesto casi inédito en el clima político actual, el clima de buen entendimiento y colaboración con el Secretario de Estado de Medio Ambiente, Hugo Morán.
Ese clima de entendimiento lo extenderá la Junta desde el ente autonómico hacia los municipios a través de los planes de sequía. Hasta el momento, existen 4, pero no se prevé que al inicio del año hidrológico se realice un quinto. Por ahora, la Junta confía en los comités de sequía que establecen cupos de consumo máximo para los municipios, pero son los Ayuntamientos los que deciden cómo gestionan el agua suministrada y qué tipo de restricciones aplica. Por el momento, Málaga y la región de la Axarquía, que establecen la prohibición de llenado de piscina y limitan el riego de jardines y el fin de las fuentes urbanas, son la punta de lanza de las restricciones.