La autocrítica brilla por su ausencia, hasta el momento, en esta primera jornada del 14 Congreso del PSOE de Andalucía que se celebra en Torremolinos. No hay terapia de grupo para, por lo menos, intentar ofrecer una explicación interna al mayor fracaso cosechado por esta organización, la más poderosa de España, al perder el Gobierno de la Junta en las elecciones autonómicas de diciembre de 2018. La amarga victoria (ganar y no poder gobernar) se produjo tras casi cuarenta años de un 'régimen' clientelar, cercado por sonados casos de corrupción sistémica, como el escándalo de 'los ERE'.
El único atisbo de crítica interna, de pasada y casi al final de su discurso, ha sido protagonizado por Ángeles Férriz, la todopoderosa mano derecha de Juan Espadas tanto en el Parlamento andaluz como en el partido. La que será elegida como vicesecretaria general se ha limitado a decir que "escucharemos a los que no escuchamos", en alusión a las llamadas 'mareas' sanitarias y educativas, especialmente, que se convirtieron en un auténtico calvario durante los últimos años de mandato de la expresidenta Susana Díaz, la gran ausente en esta jornada, a falta de su asistencia confirmada para mañana.
La máxima aspiración de este 'nuevo PSOE', liderado por un "juntero" de toda la vida –como así es conocido Espadas por llevar 30 años en cargos públicos de la administración autonómica– es "reconectar" con el voto de más de 400.000 andaluces que se inclinaron por la abstención, en lugar de respaldar en las urnas a Susana Díaz en 2018. Poco después, sin embargo, sí se movieron de su espacio de confort para apoyar a Pedro Sánchez en las generales. Ahí estuvo el gran drama del partido mayoritario de la izquierda en esta tierra y del que no se ha recuperado todavía. Todo lo contrario, porque en cada sondeo que se publica sigue perdiendo voto y escaños. No ha habido "efecto Espadas" hasta ahora en la demoscopia.
En este Palacio de Congresos de Torremolinos, donde la federación socialista andaluza se constituyó como partido en 1977, tampoco se analizará la mayor condena por corrupción recibida por un partido político gobernante en la democracia española
En este Palacio de Congresos de Torremolinos, donde la federación socialista andaluza se constituyó como partido en 1977, tampoco se analizará la mayor condena por corrupción recibida por un partido político gobernante en la democracia española, como fue el llamado 'caso ERE', más de 679 millones de euros defraudados de las arcas públicas andaluzas. No es aventurado ni exagerado, por tanto, comparar al PSOE andaluz con el PRI mejicano. Ambos –salvando las distancias geográficas y la diferencia de años de gestión pública– encarnan un modelo de corrupción sistémica que se extendió, como una gangrena, durante sus dilatadas trayectorias en el poder institucional.
Una muestra de cómo el PSOE-A pretende, a toda costa, no mirar atrás por su particular retrovisor la personaliza el expresidente de la Junta de Andalucía 'Pepote' Rodríguez de la Borbolla. En conversación con Vozpópuli, en los minutos previos a la inauguración de este evento, no consideraba necesaria la autocrítica interna porque, a su juicio lo que hace falta es "ponderación y mesura", en lugar de una catarsis colectiva. El objetivo, asegura, es "mirar al futuro y afrontar los retos a corto y medio plazo", ha zanjado quien fuera el sucesor de Rafael Escuredo.
La evidencia más claro de lo anómalo que es este 14 Congreso del PSOE-A se produce, sin duda, por la inexistencia de un informe de gestión, algo que ha sido muy comentado en los últimos días. La falta de dicho documento viene motivada por la ausencia de la persona que tendría que exponer el citado balance de la etapa de Susana Díaz. Y es que Juan Espadas llega aquí sin Ejecutiva, porque la que hay es la del pasado. Como es sabido ya dimitió el que fuera secretario de Organización, Juan Cornejo, nada más producirse la derrota de Díaz en las traumáticas primarias.
Ni que decir tiene que "los compañeros Manolo Chaves y Pepe Griñán" ni están ni se les espera, pendientes ambos de lo que dictamine el Tribunal Supremo con las condenas de ambos por el 'caso ERE'.
En lugar de informe de gestión lo que se anunció fue un "informe político", un discurso que ha protagonizado Ángeles Férriz en un constante y gritón tono mitinero, porque realmente el PSOE-A ha querido convertir estas dos jornadas en un gran mitin, con música de rock de los años 80 del pasado siglo.
“Aunque la mona se vista de seda mona se queda, son de derechas", ha dicho Férriz sobre los 'populares' a pesar del poco éxito que tuvo recientemente en el Parlamento. Por más que intentó situar a Juanma Moreno como un "señor conservador y muy de derechas", luego vino Vox para decirle que sus políticas eran propias del PSOE. Una circunstancia que el barón autonómico aprovechó para reivindicar el "centrismo" del que siempre hace gala, incluso ante Génova y Pablo Casado.
Ellos tendrán la fuerza de la alta cocina de las encuestas", en alusión a las que hace la Junta, "pero nosotros tenemos la fuerza de 460 alcaldes y alcaldesas, la fuerza del PSOE andaluz"
Férriz cree que en Andalucía "hay mucha gente deseando reconectar" con el socialismo, así que sobre el PP recalca lo siguiente en contraposición: "Ellos tendrán la fuerza de la alta cocina de las encuestas", en alusión a las que hace la Junta, "pero nosotros tenemos la fuerza de 460 alcaldes y alcaldesas, la fuerza del PSOE andaluz", marcada por el municipalismo que Espadas, como "alcalde de alcaldes" que aspira a ser lleva por bandera para llegar al Palacio de San Telmo.
Bajo la incógnita de si, finalmente, el PSOE-A apoyará con su abstención los Presupuestos de PP y Cs para 2022, algo que se antoja ahora mismo del todo improbable, el 'leit motiv' de todos los discursos de esta jornada mañanera ha girado en torno a los "8.000 despidos" de personal sanitario que acometió el Gobierno andaluz el último día de octubre. De sobra es sabido que entre los despedidos no hay un solo médico. Se trata de personal de laboratorio y clínico, en su mayoría, encargados de los PCR, que ahora no son necesarios. Por el contrario, son renovados en sus puestos 12.000 profesionales, pero esto al PSOE andaluz no le interesa destacarlo, juega con las verdades a medias.
Los sindicatos de clase han tenido un papel estelar en las intervenciones. La secretaria general de Comisiones Obreras en Andalucía, Nuria López, le ha pedido al PSOE-A que presente una enmienda a la totalidad contra los Presupuestos del gobierno de centroderecha por "privatizar servicios públicos". Su homóloga de UGT, Carmen Castilla, ha tirado de tópicos sobre "terratenientes" y "fascistas" para decir que "hay que echarlos" del Gobierno andaluz y "derogar la reforma laboral".
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha llegado incluso a retar a Juanma Moreno con el adelanto electoral: "que las convoque cuando quiera, estamos preparados", ha dicho para ensalzar a continuación la capacidad de Espadas y el respaldo que éste tiene de Ferraz.
Para conjurar la pésima demoscopia, que podría deparar en las urnas el peor resultado que ha tenido jamás el socialismo andaluz, Montero ha animado a los presentes a recordar lo que le pasó a Javier Arenas en las autonómicas en 2012 "cuando se habían repartido ya los sillones". El antecesor de Moreno en el PP-A tenía todos los sondeos a su favor para gobernar, incluso con mayoría absoluta, pero obtuvo 50 escaños y se quedó a cinco de la cifra mágica. Luego vinieron los gobiernos del PSOE e IU.
Adriana Lastra, menos mitinera que sus predecesores, no ha querido entrar al trapo de la petición sindical de derogar la reforma laboral y ha dado un rodeo: "Vamos a avanzar en un nuevo marco". Poco más en un congreso tan atípico que todo el pescado está ya vendido en cuanto al reparto de cargos. Repartido el gordo ya sólo queda la pedrea, con el discurso de Espadas y el de Pedro Sánchez, para clausurar el domingo.