España

La anómala campaña de Puigdemont: en el sur de Francia y sin apenas público con derecho a voto

Ante la imposibilidad de captar votantes en directo, el político fugado ha optado por despertar viejos anhelos independentistas desde los Pirineos Orientales, conocidos por el movimiento secesionista como Catalunya Nord

  • Carles Puigdemont, en un mitin en el municipio francés de Elna -

Carles Puigdemont ha protagonizado la campaña más anómala de la historia de la democracia patria. El expresident, que se encuentra fugado de la justicia española, ha hecho diferentes mítines en el sur Francia, dado que no tiene permitido atravesar la frontera con España.

Esta zona, llamada de manera oficial como Pirineos Orientales, posee una gran importancia histórica para el independentismo, que rebautizaron estas tierras como Catalunya Nord (Cataluña Norte). Se trata de un territorio que formó parte de España, pero pasó fue entregado a Francia en 1659 tras la firma del Tratado de los Pirineos, que puso fin a la Guerra franco-española.

Elna, el municipio convertido en centro de operaciones para Puigdemont, forma parte de esta región, que cuenta con su propio 'comité por la autodeterminación'. Este promueve un movimiento independentista que le permita adherirse a una Cataluña independizada de España. De hecho, algunos líderes que apuestan por el secesionismo han organizado manifestaciones con el objetivo de pedir la revocación del Tratado de los Pirineos.

Además, este pequeño pueblo tiene simbolismo para el movimiento vinculado al 1-O, dado que allí se imprimieron entre 5 y 6 millones de papeletas por orden de la ANC. Además, en un almacén cercano a la localidad, se escondieron varias de las urnas que se utilizaron durante el referéndum ilegal. Fue allí donde el expresidente catalán anunció de manera oficial su lista.

En esta ciudad, Puigdemont ha necesitado nutrirse de simpatizantes a falta de ciudadanos que puedan votar en Cataluña pero que residan allí. Como gancho para llenar los mítines, fletaron autobuses de catalanes afines a quienes ofrecieron una "zona de ocio" con puestos de comida para amenizar los encuentros.

En Elna gobierna un alcalde comunista

En Elna además gobierna Nicolas Garcia, un alcalde comunista y defensor del independentismo. Se encargó él mismo de abrir las puertas al expresident. Garcia ha sido uno de los políticos que más ha defendido el uso del catalán en la denominada 'Cataluña Norte', hasta el punto de ser llevado a juicio por el tribunal de Montpellier por cambiar el reglamento de los plenos para que estos pudiesen ser celebrados en catalán. El tribunal denominó el uso de la lengua como "inconstitucional", dado que la carta magna del país vecino exige "primacía" absoluta para el francés.

En el sur de Francia, Puigdemont cerró un acuerdo para conformar lo que ahora se llama 'Junts+': es decir, la adhesión de siete pequeños partidos políticos para reforzar la estructura de la formación. El 'Acuerdo del Vernet' se firmó en Perpiñán y buscaba apoyar a Puigdemont "en el camino hacia su restitución en plenitud".

Las localidades de Pirineos Orientales tienen un sector de población independentista que ha mostrado su apoyo en Puigdemont en los distintos actos que ha realizado, pero la realidad es que ninguno de sus habitantes puede votar por él (ni por ningún otro candidato) este domingo. De ahí la anomalía: ha hablado para una población que en su mayoría no le puede elegir como presidente. ·El simbolismo de Elna ha sido tan explotado en la campaña de Puigdemont que Junts decidió suspender un acto telemático en los Jardines de Gracia para cerrar la campaña en la pequeña localidad francesa.

Una campaña marcada por un intento constante de desmarcarse de ERC, su máximo rival para quedar inmediatamente detrás del PSC de Salvador Illa y mostrarse como la única persona capaz de liderar una Cataluña que no esté "supeditada a Madrid". Para Puigdemont, el resto de opciones priorizarán "a España por encima de Cataluña siempre".

Con ese mensaje cerró la campaña en Elna, en una carrera constante por seguir haciendo presión sobre un Pedro Sánchez con el que ya ha pactado una amnistía y al que pretende 'apretar' todo lo posible para conseguir el fin último de un movimiento resucitado en Madrid tras la última investidura: la independencia de Cataluña.

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