Soplan vientos de grandes mudanzas en los puestos clave en la Iglesia española. Uno de ellos es la archidiócesis de Madrid, piedra angular del edificio eclesiástico y en la que oficia monseñor Rouco Varela. Su inminente retirada, tanto de esta responsabilidad como de la presidencia de la Conferencia Episcopal, tiene muy agitadas las aguas de la Iglesia española, donde se está a la espera de percibir los primeros síntomas directos del cambio que emanan de la sede vaticana.
La primera señal concreta de que el papa Francisco impulsará vientos nuevos en las tranquilas aguas de la Iglesia de nuestro país ha sido el nombramiento de Gil Tamayo como portavoz de la Conferencia Episcopal, un hombre con relaciones muy estrechas en la oficina de prensa pontificia y no precisamente caracterizado por ser un hombre de Rouco.
Decisión desde el verano
El paso más importante habrá de darse en las próximas fechas cuando el arzobispo de Madrid abandone su puesto. Las quinielas circulan con fruición tanto por la capital española como en Roma. El Papa tiene tomada la decisión desde el verano, pero respeta los tiempos. Y los secretos, naturalmente. Antes de final de año cabe pensar que se conozca ya el nombre del sucesor de Rouco, aunque el relevo podría demorarse unos meses.
Esta semana última Cañizares fue recibido por Su Santidad en audiencia privada, según fuentes próximas al arzobispo valenciano. Un encuentro que estaba programado para noviembre pero que hubo de suspenderse por una leve afección del Santo Padre. Al trascender que la audiencia finalmente se había efectuado, se dispararon los rumores y los trascendidos. Por tanto, circuló con intensidad la versión de que Cañizares habría recibido ya el encargo del Santo Padre de hacerse cargo de la archidiócesis madrileña.
Desde hace meses se habla del retorno de Cañizares a la primera línea de la Iglesia española, que abandonó tras lo que algunos quisieron ver como un "pulso" con Rouco. Su regreso a la archidiócesis madrileña nada tiene que ver con una posible designación al frente de la Conferencia Episcopal española, un puesto que, según versiones de la Curia, el Papa tiene reservado para un prelado de mayor sintonía con la línea de cambios que se impulsa desde el Vaticano. Cañizares no es precisamente un renovador ni un rostro nuevo. Es más bien tradicional, conservador y ya lleva muchos años oficiando misa.
Relaciones con los medios
Cañizares mantiene unas espléndidas relaciones con buena parte de los pastores de la Iglesia española y también ha dedicado en los últimos tiempos un esfuerzo especial en no dejar caer los vínculos que siempre ha cultivado con algunos medios de comunicación, mediante colaboraciones frecuentes y hasta entrevistas y participaciones en eventos muy señalados. Las palabras de Cañizares tienen siempre enorme repercusión social y un impacto nada disimulado en el seno de la Iglesia española. Monseñor Cañizares es uno de los nombres más relevantes del episcopado español. Ha sido arzobispo de Toledo, primado de España y durante estos cinco años de su permanencia en Roma ha hilvanado lazos, contactos y simpatías de enorme importancia para estos momentos de nuevos aires en la sede pontificia.