El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y el portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, han ganado el debate interno en Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y no habrá enmienda de totalidad al proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado 2023, como querían el presidente del partido, Oriol Junqueras, y buena parte del aparato y los alcaldes si Pedro Sánchez no 'descafeinaba' ya el delito de sedición.
Hasta las 14.00 horas del viernes, las espadas estuvieron en alto y solo un compromiso de última hora por parte del Gobierno para retomar el asunto de la reforma del Código Penal "después, en otro momento", según la ministra portavoz del Ejecutivo, Isabel Rodríguez, ha hecho posible la luz verde de los republicanos a las últimas cuentas públicas de esta legislatura.
De hecho, dos horas después de que Rodríguez pronunciara esas palabras, el jefe del Ejecutivo decía desde Bruselas, al final de la cumbre de la UE, que hay que "homologar" el Código Penal español al resto de los europeos en materia de sedición, pero en este momento no se puede.
"A día de hoy no parece que tengamos apoyos parlamentarios, pero desde luego el Gobierno mantiene su compromiso de que si se produce una mayoría para reformar y homologar a Europa, el Gobierno cumplirá con uno de sus compromisos de investidura, uno personal mío", Insistió Pedro Sánchez en un discurso presidencial retuiteado por el propio Gabriel Rufián en el directo de la agencia Europa Press:
Junqueras había defendido presentar enmienda de totalidad al presupuesto porque estaba decidido a estirar hasta el límite la negociación y, llegado el caso, votar no en el debate de totalidad, el día 27 en el Congreso, admiten a Vozpópuli fuentes republicanas y corroboran otras socialistas. Todo con tal de 'no perder la calle' en el pulso político que mantiene con Junts per Cat y el huido expresidente de Generalitat, Carles Puigdemont, los cuales ya habían anunciado la presentación de una enmienda a la totalidad al presupuesto.
Pedro Sánchez, de acuerdo con "desjudicializar" el conflicto en Cataluña, rechaza vincular los cambios en el delito de sedición al presupuesto porque no quiere dar esa importante baza al PP y Vox a seis meses de las elecciones municipales y autonómicas
ERC exige derogar o reformar sin demora el delito de sedición en el Código Penal para que no sea aplicable a otro supuesto referéndum ilegal como el del 1-O en Cataluña, que llevó a prisión a los entonces dirigentes de la Generalitat, Junqueras entre ellos. Pero Pedro Sánchez, que sí está de acuerdo en la idea de "desjudicializar" el conflicto en Cataluña, rechaza vincular ahora la reforma al presupuesto porque no quiere dar esa baza al PP y Vox a seis meses de las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo.
Al margen de la cuestión de fondo, lo cierto es que la presentación de la enmienda de totalidad contra los presupuestos habría llevado cierto alivio al aparato de ERC y, sobre todo, a los alcaldes republicanos y candidatos municipales, que ven como Junts per Cat, su más directo rival en esos comicios, lleva la iniciativa tras la ruptura de gobierno que ha dejado al presidente de la Generalitat en minoría en el Parlamento de Cataluña.
Ese sector cree que aparecer ahora tan vinculados al PSOE en Madrid, solo por la necesidad de Aragonès de asegurarse el comodín del PSC de Salvador Illa -si el apoyo de Junts al presupuesto catalán falla-, puede dar al traste con el viejo sueño republicano de convertirse, definitivamente, en el sucesor de la gran CiU de los tiempos de Jordi Pujol; todos saben que ese escenario les garantizaría décadas de poder indiscutible en Cataluña, algo que la dinámica abierta tras la ruptura con Junts ha dejado en el aire.
Si ERC hubiera tumbado el presupuesto a Sánchez, al PSC se le ponía muy cuesta arriba dar soporte parlamentario a Aragonès en el Parlament, abocándole a prorrogar su presupuesto y a convocar elecciones en Cataluña más pronto que tarde
Aragonès, apoyado por Gabriel Rufián y el sector más posibilista, ganadores de este pulso interno, han convencido finalmente a Junqueras y los más reacios de que la prioridad es salvar la legislatura catalana y que, si ERC hubiera tumbado el presupuesto a Sánchez, al PSC se le habría puesto muy cuesta arriba darles soporte parlamentario "tema a tema" en el Parlament. Y habrían abocado al presidente de la Generalitat a prorrogar el presupuesto y convocar elecciones en Cataluña más pronto que tarde; después del 28 de mayo, si no antes incluso.
ERC y PSC van a ser rivales en esas elecciones de mayo, en algún caso con duelos de mucha altura, como el que se va a producir en Barcelona entre el republicano Ernest Maragall y el socialista Jaume Collboni para hacerse con la alcaldía que ahora ostenta Ada Colau. Pero ERC también mira de reojo la posibilidad -todavía no confirmada- de que el exalcalde convergente Xavier Trías (2011-2015) vuelva a intentarlo ocho años después de la mano de Junts per Cat y acabe robándole votos a Maragall.
Y es que en las elecciones municipales de 2019, en su mejor momento político de la reciente historia catalana y con el trauma del 1-O todavía reciente en la memoria del mundo independentista, los republicanos ganaron a los ex convergentes, pero no por tanta diferencia como la que llegaron a tener durante los años 80 y 90, y en la primera década de este siglo XXI, Jordi Pujol y la CiU más hegemónica.
En las municipales de 2019 Junts fue el más votado en 380 municipios frente a los 342 de ERC. Eso explica en buena medida el miedo de Junqueras y sus alcaldes a perder la calle si se les ve muy próximos al PSOE en Madrid
En concreto, los de Junqueras obtuvieron hace cuatro años 821.116 votos y 3.109 concejales, y Junts solo 537.600 votos y 2.799 ediles, pero fue el más votado en 380 municipios frente a los 342 de ERC. Eso explica en buena medida la ruptura hoy de los dos partidos independentistas en la Generalitat y el miedo de Junqueras y sus alcaldes a perder la calle si se les ve muy próximos al PSOE en Madrid con los presupuestos.
A pesar de que lograron en los comicios de hace cuatro años una espectacular subida respecto a 2015 -nada menos que un 63,5 por ciento-, ahora los republicanos no las tienen todas consigo; lo cual explica maniobras como la decisión de presentar al propio Gabriel Rufián como candidato a alcalde de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) para desbancar una hegemonía del PSC que dura décadas. Los socialistas concentran su fuerza en ese cinturón metropolitano de Barcelona y en algunos puntos de Girona y Tarragona, sumando menos de 100 municipios en todo el territorio aunque sean los más poblados de Cataluña.
Más allá de la ruptura independentista en el Gobierno de la Generalitat, la realidad es que ambos partidos se dan soporte en las alcaldías de tres de las cuatro capitales catalanas, Tarragona y Lleida (ERC), y en la de Girona (Junts), además de ciudades medianas como Reus, Lleida, Manresa o Cambrils. Suman también alianzas en consejos comarcales y en las presidencias rotatorias de las diputaciones de Girona, Tarragona y Lleida, desde las cuales ejercen un inmenso poder territorial a través del presupuesto.